Por Larissa Vesci.
Una vez encaminados hacia un nuevo rumbo artístico dentro del universo gitano, hacemos una parada en un ritual de exorcismo en el que una danzarina con movimientos circulares de cabeza y, después de entrar en un estado alterado de consciencia o de trance, aleja los malos espíritus. Le acompañan músicos que tocan instrumentos muy específicos, entre los que se destaca el mízmar. Durante el rito también se utiliza el fuego: un hombre coloca un incienso encendido al lado de la cabellera de la mujer… Bienvenida al ritual Zaar.
Hay una creencia popular sobre los gitanos que afirma que, al ser conocedores de los demonios, son, por tanto, buenos exorcistas. Cuando se ha diagnosticado un caso de posesión, después de vencer fuerzas humanas y creencias religiosas de los allegados de la persona poseída, en algunas zonas de Egipto llaman a los gitanos (conocidos despectivamente como Dof), quienes, formando parte de un ritual en el que hay presente música, danza, mantras, oraciones y cambios de vestuario, se realiza la labor de exorcizar.
En una ceremonia que privadamente pude presenciar se me informó de que los cambios de vestuario a la persona afectada y tratada de ser exorcizada se deben a que «el diablo se esconde disfrazándose». Al poseído se le va sustituyendo un tipo de traje por otro, siendo cada atuendo representativo de una nacionalidad, para así poder delatar al mal espíritu. Es como si a éste se le estuviera buscando por todo el mundo y descubriendo de qué nacionalidad se disfraza. En el momento en que la persona a quien se desea curar cae en un estado de inconsciencia, es allí, y con ese traje circunstancial, cuando la entidad que le posee se delata y, por tanto, puede ser alejada.
La música sagrada y repetitiva es un vehículo que conduce a la bailarina y al espectador a un estado alterado de consciencia
Tres aspectos de este ritual que me llamaron la atención fueron: por una parte, que los trajes con que vestían a la persona afectada eran específicamente de diversos países de Oriente y de África; por otra, la presencia de un danzarín Tanoura dentro de ese grupo de gitanos sanadores; y, finalmente, la manifestación de expresiones muy características de una danza egipcia que cada vez adquiere mayor importancia en los escenarios, escuelas de danza oriental y en festivales importantes: la danza Zaar.
Desde el principio de los tiempos el pueblo gitano ha absorbido e incorporado elementos de cotidianidad local, artísticos, folklóricos y religiosos que han ido encontrando en su proceso histórico de nomadismo, siendo muchas veces utilizados para su propia supervivencia, así que no es de extrañar que los gitanos egipcios hayan tomado para sí parte de la expresión Zaar.
Para conocer qué es el Zaar contamos nuevamente con la sabiduría de la maestra y coreógrafa Hoda Ibrahim, que ya nos habló sobre las gawazy en la primera parte de su entrevista.
ENTREVISTA A HODA IBRAHIM (2ª parte)
Larissa Vesci: Hoda, ¿de dónde viene la palabra Zaar?
Hoda Ibrahim: No hay certeza acerca del origen de la palabra Zaar. Probablemente es una palabra que no es de raíz árabe sino de génesis faraónica. Aunque hay estudiosos que la relacionan con el vocablo árabe «visitar», que en el contexto zaar significa «tomar un viaje al mundo de los espíritus y retornarlos al mundo real (físico)». Otros creen que puede provenir de la lengua etíope refiriéndose a excusar, eximir. En los conciertos zaar está permitido a las mujeres hacer ciertas cosas más allá de sus hábitos y formas de vida en la comunidad a fin de satisfacer a sus maestros; es decir, quienes la controlan.
A pesar de los innumerables intentos por entender el origen del término, es muy probable que no sea de origen árabe clásico o egipcio faraónico de calle. No lo sabemos y por ahora nos quedamos en las suposiciones.
Larissa Vesci: Y, en cuánto al origen del Zaar: ¿nace en Egipto?, ¿es representativo de un ritual holístico o más bien de un estilo de danza o música?
Hoda Ibrahim: El Zaar es un ritual completo conformado por danza y música. En cuanto a sus orígenes hay diferentes posturas por parte de los investigadores. Unos plantean que viene de Abyssinia, en Etiopía, o de Sudán; otros del antiguo Egipto y, por último, hay quienes creen que tiene una ancestralidad común entre Sudán, Etiopía y el antiguo Egipto.
También hay estudios que señalan a la actual Irán como lugar de nacimiento del Zaar.
Larissa Vesci: Históricamente, ¿cuándo se observa la primera referencia pública del Zaar?
Hoda Ibrahim: La referencia pública más antigua con respecto al Zaar viene del orientalista Edward Lane, en 1835. En la misma describió gran parte del ritual, pero no completamente, quizás debido a que éste no lo pudo atender personalmente, sino que fueron otras personas a través de las cuales le llegó ese conocimiento.
Larissa Vesci: Y, socialmente, ¿hay un objetivo específico en la práctica del ritual Zaar?
Hoda Ibrahim: Sí lo hay. Miles de mujeres de África y Medio Oriente usan el Zaar para recuperarse ellas mismas de síntomas o enfermedades que se creen debidas al JINN o malos espíritus («maestros»). Se trata de dolencias sobre las cuales la medicina no tiene posibilidad de diagnóstico o tratamiento.
Larissa Vesci: ¿Cómo se lleva a cabo este ritual de sanación?
Hoda Ibrahim: Las mujeres se mueven y danzan dentro de una composición rítmica, lírica y melódica que conforman a la música Zaar, hasta que caen en una pérdida de consciencia, de fatiga, somnolencia o como producto del stress.
Larissa Vesci: En general, ¿durante cuánto tiempo se realiza esta ceremonia?
Hoda Ibrahim: Las ceremonias Zaar se realizan durante una semana en la mayoría de los países de África y Medio Oriente. Destacan mucho los tambores, shimmies y pasos violentos. Cada sesión dura hasta que el sol sale al día siguiente.
Larissa Vesci: ¿Y en el caso específico de Egipto?
Hoda Ibrahim: Aunque se pueden celebrar entre uno o más días, en Egipto regularmente no duran más de tres días.
Larissa Vesci: Gracias, Hoda… Espero que los vientos de la vida te traigan nuevamente a España en donde profesionales de la Danza Oriental, estudiantes aventajados y público especializado te respetan tanto. Hablando en tu lenguaje y de acuerdo a tu creencia: «inshallah» te veamos nuevamente por aquí…
No obstante, bien sea en tierras ibéricas, en Egipto o en donde sea, tu alegría y pasión por compartir el valioso conocimiento que posees serán bienvenidos. No en vano te has ganado un respetable sitial en el Olimpo de maestros, coreógrafos e intérpretes de la danza oriental en Egipto.
Para finalizar esta etapa del viaje, creo que -artísticamente- el Zaar es muy atractivo en escena por la espectacularidad e impacto sensorial y emocional que produce. La música sagrada y repetitiva permite ser un vehículo, para la bailarina y para el espectador, que fácilmente conduce a un estado alterado de consciencia.
Continuaremos nuestro viaje a través de las danzas orientales en el… UNIVERSO GITANO.
2 Responses to “Zaar, danza trance. Entrevista a Hoda Ibrahim II”
01/10/2018
El Bazar de la BeduinaMe ha encantado el artículo, muchas gracias por dejarnos leerlo. Se puede compartir? Gracias!!
01/10/2018
AñilGracias!
Por supuesto que se puede compartir, para eso está!
🙂