Por Zuel.
Samara Hayat es la bailarina de danza del vientre más mediática e internacional de España.
Trabaja por todo el mundo y le encanta, pero, como buena Aries, y la entiendo, le gusta volver a su hogar y disfrutar de la tranquilidad y el silencio.
Tras una conversación larga y entrañable podría definirla como una mujer, ante todo, creativa y, sobre todo, con una gran sensibilidad. Es capaz de ver belleza donde otros solo ven funcionalidad.
Es una mujer inquieta, osada y valiente. Su ser necesita expresarse… y no importa como. Es… Samara Hayat.
1.- Si volvieras a nacer ¿volverías a ser bailarina de danza del vientre?
Es muy fácil decirlo después de haberlo experimentado. Hubiera tomado un atajo, pero, en realidad, el punto de muchas cosas es el proceso que, aunque muchas veces es doloroso, te hace crecer. El tema es cómo uno lo vive. Si uno empieza a entender como es la película, en vez de resistirse, iría abriéndose, y entendería que está todo bien y que hay que empezar a quitarse muchos miedos, muchos preconceptos, y un montón de cosas que traemos que nos sobran.
2.- Entonces… ¿cambiarías algo de la profesión?
Si tuviéramos una varita mágica para quitar lo que sobra… diría eso: ¡Basta, no existe la paranoia, no existe el miedo! Quitaría la competencia, la comparación, el poner la energía en el lugar equivocado… En realidad, la danza la hacemos entre todos. En un punto me pude dar cuenta de que todos admiramos a todos. A mí me encanta ver danza. Si es buena, mejor. Pero cuando ves a alguien que está brillando, que hace un buen trabajo… No me gusta juzgar, pero sí valoro mucho el trabajo. Quizás un artista no hace triple salto mortal o acrobacias, pero se ve que investigó. Eso me despierta el interés y hace que yo también quiera investigar.
Estamos bailando. Estamos celebrando.
3.- Tú que tienes una gran cultura escénica porque estudiaste teatro, canto, ballet, jazz… antes que danza oriental ¿Piensas que es necesario un acercamiento de la danza oriental a otras disciplinas escénicas para que sea considerada un género más y se programe en los circuitos?
Definitivamente, afirmativamente y contundentemente sí. Está bueno que se abra. Yo creo que está abriendo. El tribal… Hay mucha acción… El tema es que con tanta mezcla existe el peligro de que caer en el » todo vale » y que baje el nivel… Cualquiera no puede dar una clase de jazz o de ballet. En este sentido se puede decir que en otras danzas hay otro nivel de exigencia técnica o física.
Si sos bailarín tenés que saber un poco de clásico, saber hacer un plié, un tendú, colocarte… Si realmente quieres ser profesional tienes que conocer las nociones básicas o tener maestros que tengan ya eso y te puedan directamente transmitir la síntesis.
4.- Y en tu caso particular ¿qué te han aportado tus conocimientos de teatro a la danza oriental?
Todo, el setenta por ciento. Estoy apostando por el trabajo, por ejemplo, que está haciendo mi madre sobre la expresión. Me parece que ella, Vicky Olivares, fue de las primeras realmente. De hecho, a mi me surgió la idea pero justamente creo que es algo muy serio y que debe ser abordado por alguien que tenga una maduréz en esa profesión. Me pareció ideal. Mi madre ha bailado y es actriz y directora de teatro. Entonces le dije: «mirá, tenés que hacer ésto y desarrollar ésto». Y desde 2002 está en la escuela de Amir Thaleb. Es la maestra de expresión y ha codirigido con él muchos de sus montajes. Ella hace toda la parte expresiva, por ejemplo en «En la puerta de Granada» y es la coach de expresión de la compañía de danza de Amir Thaleb. Yo aposté por ésto, Amir dijo sí y desde esa época ella está desarrollándolo con bailarines alucinantes que hay allí y por eso yo siempre la traigo a España y la gente está muy contenta.
5.- Lo que más te gusta de la profesión es…
¡Crear! Crear. ¡Por eso me la banco! Solamente por esos momentos y la satisfacción de trabajar en algo y ver el resultado… Puede ser una coreografía o puede ser un proyecto donde pongas tu alma. Y eso es expresarse, crearse uno mismo en realidad. Es crear tu vida. Es diferente a caer en lo preestablecido, en los caminos ya recorridos de la ratita. Todos caemos en eso porque es muy fácil dispersarse y, de repente, caer en una ilusión (en el sentido de quimera) o una obsesión. Si fuera tan guay todos crearíamos nuestra vida, pero no es tan fácil. Es una apuesta muy alta.
6.- Las buenas experiencias siempre son agradables pero quizás son las malas las que nos hacen crecer como persona. ¿Te atreves a decir lo que menos te gusta de la profesión?
Lo que sí te puedo decir es que empecé a crecer cuando empecé a poner como maestra a la dificultad. En el sentido de decir «bueno, este obstáculo está aquí, pero en realidad el obstáculo es un efecto de tu propia resistencia». Empecé a verlo al revés. No en plan «ay! hay una piedra en el camino, qué horror, qué pena, que malo». No, empecé a decir «bueno, estoy en esta situación, de alguna manera llegué hasta aquí, no es por casualidad». Simplemente es interesante ver que en vez de resistirte puedes pensar en lo que te está tratando de decir la vida. Por dónde sería más inteligente salir… en vez de quedarme ahí.
Es muy fácil decirlo pero no es tan fácil hacerlo. De nuevo caemos en esto de que hay que vivir el proceso. Y el proceso tiene todo el abanico. No podemos pedir «emociones a la carta». En todos esos matices está la salsa y lo rico de la vida y lo bello de estar vivo. Y poco a poco ir encontrando el sentido y llegar a un equilibrio para tampoco vivirlo todo como un reto o una cosa dura, ni tampoco vivirlo todo «happy». Pero, al menos, sacar lo innecesario y sufrir menos.
7.- Intuyo que la danza es algo más que tu profesión.
Cuando era muy chica, con catorce y quince años, pintaba. Pintaba abstracto. Tuve una adolescencia espectacular. Muy heavy por las circunstancias personales y de la familia. Y bueno, eran otros momentos en Argentina, mi padre era un desaparecido… entonces estaba metida en el arte y tuve que elegir para dónde ir, y meter el cuerpo me sacaba. De alguna manera fue curativo. De alguna manera sentí la danza como curativa. Por eso decimos que «nos salvó la vida». Cuando te conectas con el cuerpo «bien» y tienes una relación sana con tu cuerpo y con la danza, es muy curativa. Esa es otra.. qué relación tiene uno con su cuerpo, pero eso sería otra entrevista.
8.- ¿En qué punto de la profesión te encuentras?
En este momento estoy encontrando un equilibrio para seguir investigando en la danza y seguir evolucionando como ser humano. Principalmente con ese fin. Después, bueno… si gusta o si no gusta, eso es otra parte. Yo siempre he intentado ser leal a mí misma. Por ejemplo, en un momento quise volverme loca y monté lo del tango oriental. Me metí en otra… con la silla, el cabaret, me puse a cantar… ¡Sí! la música del tango la hice y la canto yo!!! Me gusta perderme y experimentar algo nuevo, fusionar… Necesitaba volver a mis raíces, el jazz y todo eso. Eso no era comercial en ese momento. Hubiera sido más seguro presentar otro trabajo más tradicional. Pero bueno, para seguir creciendo hay que arriesgar, y algo adentro tuyo te está pidiendo «volvéte loco» a nivel creativo como para romper con todo… y crecer. A veces, ser leal a lo que necesita tu alma puede parecer contradictorio, que estás negando una oportunidad o te estás boicoteando, pero si seguís adelante, al final compensa. A veces no lo veo tan claro pero me dejo llevar por mis impulsos. Es muy idealista lo que digo. La gente del show business no se maneja así.
9.- Eres muy inquieta. ¿En qué andas metida ahora?
Me gusta explorar y una de las inquietudes es la música. Abrirse a otras cosas hace que también tu arte crezca. Si tu creces, tu arte crece.
En lo que estoy ahora metida es que estoy compartiendo un trabajo con mi tía, que es músico y artista multidisciplinar. Estoy haciendo música árabe con ella y me estoy divirtiendo mucho. Ella es la que la realiza y yo pongo la inspiración de forma muy intuitiva, porque tengo muy buen oído y me parece que tiene que ver con que cuando mi mamá estaba embarazada mi papá le ponía música en la panza. Es algo que estoy haciendo absolutamente por placer. Todo tendría que ser así, pero bueno, ya sabemos… en el contraste está el incentivo.
Me encanta trabajar en equipo y me gusta hacerlo con gente que considero muy capaz y también que quiero.
10.- En una sociedad tan en «crisis» y no me refiero sólo a lo económico. ¿Qué aporta el arte?
Para mi la situación económica mundial es un emergente de una crisis anterior: un cambio de valores. Por eso TODO se está reacomodando.
¿Qué aporta el arte? Fundamentalmente creo que amplía la visión y estimula. Siempre pienso «qué sería de la vida sin música… qué triste, ¿no?»
También otorga belleza, por ejemplo con esta danza: que una mujer descubra y transmita su femeneidad, la hace bella aunque su cuerpo no siga los cánones preconcebidos.
En la cultura anglosajona el arte está muy presente en la educación desde los primeros años. Yo estudié en una escuela inglesa, y allí le daban mucha importancia a la danza, el teatro y el canto. Ellos piensan, y estoy completamente de acuerdo, que es muy importante que los niños se eduquen en el arte porque los estimula mucho y les hace desarrollar más el cerebro.
Gracias, Artista.
One Response to “El lado añil de Samara Hayat”
30/09/2010
GemmaEstamos bailando, estamos celebrando, qué gran verdad!