Por Larissa Vesci.
Los gitanos de espíritu aprendemos a ir por la vida libres de carga. El nomadismo nos entrena y proporciona callos emocionales e instinto agudo de selección. Nos desprendemos con facilidad y sin remordimiento de lo superfluo, de lo pesado; en fin, de afectos sin sustancia y de las cosas materiales que adquirimos temporalmente. Es justo y necesario: ni el carruaje, ni el cuerpo, ni el alma soportan tanto peso…
Nuestros equipajes permanentes son el propio corazón y su fuego, que nos permiten sobrevivir en cualquier lugar del mundo, así como el polvo de la tierra que se nos pega, compuesto por el recuerdo y aprendizaje de los lugares por donde transitamos. No obstante, en los sitios en los que se ensancha el corazón por causa de alegrías y tristezas, es posible que se desprendan algunos pedazos del corazón y echen allí profundas raíces.
Los gitanos de espíritu cargamos muy poco y, sin embargo, casi siempre dejamos trozos de nuestro corazón en todas partes.
A lo largo de la historia se ha abusado de la generalización del término gitano, pues ha agrupado a varios grupos de exclusión social en ciertos casos con poca o ninguna conexión entre sí y que han convivido en un mismo lugar.
Es importante señalar que «si quitamos la paja del trigo» en lo que se refiere a los elementos comunes de lo que, en diferentes etapas de la historia o contextos se han considerado como gitanos, existen unas destrezas con las cuales se les asocia: verbo y gracia, el manejo de la metalería y la cultura equina. Esta última está relacionada con la caballería de guerra propia de los pueblos conquistadores antiguos.
Cabe destacar una tendencia que existe en estas investigaciones a asociar a parte de la génesis del pueblo Rom con constructores de armas que conformaban importantes ejércitos en campañas militares de la antigüedad; por ejemplo, del ejército heredado y comandado por Alejandro Magno y que posteriormente, en sus campañas hacia Oriente, iban mezclándose con habitantes de poblaciones conquistadas formando parte así de una cultura de asimilación, promovida por sus altos líderes militares. En tanto, prisioneros de guerra en ejercicios bélicos se vieron obligados a formar parte de ejércitos contendores o quizás permanecieran, una vez capturados, en las zonas que peleaban integrando así un tipo de población marginal.
Por cierto, la elaboración y el mantenimiento de armas de la época formaban parte de un conocimiento especializado vinculado con zonas pertenecientes a lo que era el Kurdistán y con soldados tomados como prisioneros en las batallas surgidas.
Por otro lado, se consideran también gitanos a algunos de los descendientes de nómadas, comerciantes y mercenarios que transitaron por largo tiempo a través de la «Ruta de la Seda«, el Camino Real de Darío I de Persia y zonas cercanas y limítrofes entre sí dentro de Asia. Dentro de ese universo se destaca a un conjunto de personas oriundas del Rajastán, Punjab y Cachemira (India) asociado con el colectivo gitano. Es importante resaltar que en ese grupo se destaca principalmente el protagonismo de ramificaciones del culto Shivaísta como el caso de la devoción para con la consorte de Shiva, es decir, Kali, dentro del contexto de la cosmogonía hindú. Esto último hay que señalarlo por cuanto es otro elemento de asociación actual con lo que conocemos como gitanos.
Acerca de la referencia a la posible génesis del pueblo gitano en el Noroeste de la India, además de la hipótesis relacionada con el tema militar expuesta en el primer capítulo, existen relatos orales y también escritos en Persia que informan acerca de la importación de «entre 10.000 y 12.000 músicos y bailarines provenientes de la India por parte de un gobernante de Persia» desde donde iniciaron una migración hacia el Occidente.
De acuerdo a tal creencia, en principio se establecieron en lugares como Siria, Jordania y el Líbano: fue desde la actual Irán desde donde partieron bifurcándose, por una parte unos continuaron hacia Armenia, mientras que otros fueron hacia Siria. Quienes se asentaron en Siria tomaron el nombre de Nawar conservando muchas de las tradiciones de sus ancestros indios.
Una característica importante del aspecto cultural en los gitanos es el hecho de absorber las diferentes costumbres religiosas del país en donde se establecen. Sin embargo, hay unos principios que trascienden a cualquier religión, como que «la luz viene del este»; la adoración al fuego (de ancestralidad mazdeísta), y ciertas correspondencias con el mundo griego antiguo, como el culto a Vulcano. Una de las transmisiones orales es que de los Nawar surgen las míticas Gawazy egipcias… Para conocerlas, nos iremos a El Cairo en el capítulo dedicado a Las Gawazy.
Descubre más sobre los gitanos y las danzas orientales en el índice de capítulos de UNIVERSO GITANO.
One Response to “Y… ¿Quiénes son los gitanos?”
28/05/2013
Gemma«Elegía del cantaor»
Y ser flamenco es cosa:
es tener otra carne
alma, pasiones, piel, instintos y deseos;
es otro ver el mundo,
con el sentido grande;
el sino de la conciencia,
la música en los nervios,
fiereza independiente,
alegría con lágrimas,
y la pena, la vida y
el amor ensombreciendo;
odiar lo rutinario,
el método que castra;
embeberse en el cante,
en el vino y los besos;
convertir en un arte sutil,
y de capricho y libertad, la vida;
sin aceptar el hierro de la mediocridad;
poner todo a un envite;
saborearse, darse, sentirse,
¡vivir!
Tomás Borrás.
(prólogo en «La reina descalza» de Ildefonso Falcones)