Por Gemma Martí.
Menuda mujer… Qué guapa es, qué tipo, qué pelo… ¿Te has fijado? Si parece una jovencita… Me acerco a ella para conocerla. Hay una silla libre a su lado y me siento. Debo esperar mi turno para hablar, pues está muy solicitada y, mientras tanto, observo sus gestos y sus manos. Humm… su piel está seca. Sus uñas, aunque pintadas, se me antojan “desordenadas” y, mientras habla, no gesticula con ellas. Todo ese glamour que había visto en ella al principio empieza a mostrárseme más “normal”. Sin duda es más mayor de lo que aparenta. Sus manos la delatan y creo que si usara el don de la palabra mezclado con la gracia de usar las manos ganaría puntos, sin duda.
Así que, en lugar de esperar, me aburro y me voy directa a tomar el aire fresquito de la calle. Hoy ha cambiado el tiempo. Hace mucho viento y las mujeres agarran fuertemente los abrigos a la altura del cuello. Los hombres, en cambio, van tan tranquilos agachando la cabeza por causa del viento. Todavía no entiendo por qué las mujeres somos tan frioleras.
Al otro lado de la calle veo a la mujer entrañable que vende los cupones de la ONCE en mi pueblo. Es muda, no puede hablar, pero no conozco a nadie que tenga una cara y unas manos tan expresivas. Es, simplemente, maravillosa. Siempre está sonriendo y usando sus manos y su intensa mirada para encantarte, así que… ¿Cómo no le voy a comprar un numerito?
Siguen mis pasos por la calle principal y veo a un niño jugando solo. Está en un mundo imaginario y sus manos se mueven haciendo la forma de un avión, y luego de un pájaro enorme que vuela y vuela, y empieza a dar vueltas y a mover sus manos con una belleza indescriptible. Está en su mundo… y nos regala un baile de creatividad en medio de la calle. Sonrío orgullosa y, aunque me dan ganas de unirme a su juego, hay algo que me lleva hacia la plaza Mayor.
Una muchacha joven, con los libros de colegio colgados en su hombro tiene las manos en la cara. Está llorando. Está triste y esas manos parece que la arropan, que la distancian del mundo. Esas manos le permiten el momento de intimidad que necesita. La miro con ternura y, cuando iba a preguntarle qué le ocurría, se acercó a ella un joven que llevaba un regalo, tocó el hombro de la muchacha y le dio un beso, para después, ofrecerle magia en sus manos, ofrecerle un regalo.
Nunca me había planteado que una parte del cuerpo pudiera dar tanto hasta que, aquel dia de un soleado mes de mayo, me descubrí a mí misma sentada en la hierba de un parque mirando anonadada a aquel chico de tez morena que estaba delante de mi, ensimismado en su trabajo.
Parecía ensayar unos pasos de danza pero yo no podía dejar de mirar sus manos. Primero sus dedos, perfectos y varoniles, le acariciaban el pelo y la cara. Parecía estar pensando en alguien y querer atraparlo en su cabeza con sus manos. Después proyectaba las manos hacia delante en un gesto que me producía unas ganas enormes de levantarme y lanzarme a sus brazos, pero no lo hice, claro. Seguí ahí, casi sin respirar, entusiasmada, pidiendo en mi cabeza «quiero ver más».
El chico movía sus manos invitando a seguirle y, luego sus hombros, que ondeaban en una danza hipnotizante muy bella, pero yo no podía dejar de seguir con mi mirada esas manos, que poco a poco iban recorriendo y adornando cada rincón de su cuerpo y enriqueciendo muchísimo su bella danza improvisada.
Sus manos me hicieron soñar y me dijeron que delante de mí tenía al hombre más elegante que jamás había visto. Nunca olvidaré esas manos, esas varoniles, cuidadas y elegantes manos en danza. Me quedé dormida al son de sus manos y en el sueño vi a mi abuelo cuando me acariciaba mi pelo con sus manos y me transmitía amor, y a mi madre cuando me tocaba la frente e inundaba mi cuerpo entero de paz.
También hay manos más agresivas o no tan bonitas, pero todas, todas ellas dicen cosas y dicen mucho de una persona. Y hay manos de artista, como las del pintor que inmortaliza un momento o un lugar porque la emoción le sale directa del corazón a sus manos para plasmarlo a través de ellas.
O como las manos de ese poeta que conozco, que estando en el servicio militar pensaba en su amada y escribía todas sus emociones a través de su mano con esa pluma antigua que llevaba siempre encima y que tantas vivencias llegó a escribir.
O las manos de esa peluquera que se recrea lavando el pelo de las personas mientras mira por la puerta cómo pasa la vida.
O las manos de ese maestro que te enseña a coger los lápices y a escribir bonito. Por no hablar de ese masaje que me dieron una vez en unos baños árabes. ¡Esas manos valían millones! Creo que hasta dejé de respirar… ¡Increíble! ¿Y las manos de los derviches que giran rezando…?
En definitiva, manos de artistas. Artistas que pasan por nuestra existencia dejando huella con sus manos, tocando nuestras emociones con sus manos.
Unas manos son capaces de hacerte andar, de hacerte soñar, de darte amor, de darte un sueño, de ofrecerte protección, ayuda, de transmitirte elegancia… y de hablarte.
Cuando veo a alguien bailar, sea cual sea su baile, moviendo las manos, hablando con las manos, encantando con las manos pienso: “voy a aprender a usar y a cuidar mejor mis manos.”
¡Cuánto amor tienen las manos!
11 Responses to “Manos que no danzan, corazón que no siente”
06/05/2021
MONICA CASTAÑEDAsimplemente, me encanto! me hiciste imaginar cada escena como si estuviera sucediendo frente a mí. ¡que maravilla!
P.D. Me gusta mover las manos cuando bailo me inspiraste a no limitarme.
02/07/2015
M.Gracias por contestar y ser amable, me dejé llevar por esos adjetivos, y me arrepentí cuando mandé el mensaje. Lo siento porque al expresarlo lo exageré y tienes razón. Gracias de nuevo.
06/07/2015
GemmaNo te preocupes! me alegro que lo veas con otros «ojos». Me sentí mal al ver que el texto podía interpretarse de una forma que no es la que yo pretendía ni mucho menos! De todas formas, me ha ido bien tu comentario, cuando uno escribe, esta bien detenerse y pensar a fondo en las palabras justas para describir aquello que se desea. A partir de ahora, lo vigilaré muchísimo más.
Gracias a ti.
Un abrazo.
Gemma
20/06/2015
M.Hola. Creo que se puede hablar sobre las manos sin menospreciar a alguien. Ser mayor no le quita valor o interés a alguien ni que su piel esté seca. Creo que es importante cuidar los juicios de valor que se tienen y se emiten. Esa mujer puede que no te interesara pero no es menos bella o tiene menos interės por no mover las manos al hablar o ser mayor o tener las uñas desordenadas o la piel seca. Podías simplemente haber dicho que te interesó menos porque no movía las manos en lugar de añadir todos esos datos molestos, superficiales y ofensivos.
Por otro lado no pienso que necesariamente mover las manos al hablar le otorgue interés a alguien o carisma. A veces puede resultar invasivo o artificial. Pero eso es ya otro tema, sobre mi opinión, que no tiene importancia.
30/06/2015
GemmaMi intención no ha sido en ningún caso la de menospreciar a nadie, y menos a un personaje totalmente «inventado» . Simplemente quería destacar que unas manos cuidadas transmiten mucho más y regalan más «belleza» a la vida, que unas manos descuidadas. Admiro y respeto muchísimo a la gente mayor, me parecen una fuente de sabiduría y vida impresionantes.
Y estoy de acuerdo en que no es necesario mover las manos en una conversación, pero las personas que lo hacen , las que lo «saben» hacer, consiguen que una simple conversación se convierta en algo mágico.
Siento haberte molestado «M».
Un saludo.
09/04/2013
JadehMe ha puesto el vello de punta… ¡precioso! 🙂
09/12/2011
MarianQué artículo tan bonito! He podido meterme en la piel de la escritora e ir viendo esas manos, toda una vida reflejada en las de la mujer mayor, el niño en su mundo de juegos, la protección de la joven llorando, la sonrisa que dibujan las del chico que ofrece el regalo, la pintura del artista, los giros del derviche y la elegancia hipnotizadora del bailarín.
Nunca me había parado a pensar que unas simples manos tuvieran tanta magia.
A partir de ahora intentaré moverlas con más gracia :o)
Muchas gracias por compartir este artículo, me ha encantado!
04/05/2012
Gemma MartiMarian no sé que es más bonito, si el relato en si mismo, o la visión que has tenido tu sobre él. ¡Que maravilla lo que has interpretado!, muchas gracias 🙂
09/11/2011
SilviaPrecioso 🙂
09/11/2011
Maria EzzahraouiMuy bonito, Gemma, eres un caja de sorpresas.
Yo creo que en nuestras manos están nuestras vidas y nuestros caracteres, todo esto esta escrito en nuestras manos por ejemplo: las personas frías no utilizan las manos para expresar y la gente cálida utilizan las manos, yo creo que las manos es lenguaje para expresar.
08/11/2011
MaryPor favorrrrrrrrrrrrr!!!!! Esto es preciosoooooo!!!!!
A partir de ahora iré a los espectáculos de danza con otra forma de ver el baile.