Por Carolina Domingo.
“Hubo un tiempo, hija mía, en el que los hombres de Oriente me aclamaron como al más grande de los conquistadores. Goberné ricas provincias y reinos populosos, guerreé en batallas junto a héroes formidables, conquisté planicies inmensas y montañas cuyas cimas rasgaban los cielos, cacé los más fieros leones… Tuve a Oriente sumido a mis pies y entregado a mi gobierno, lo presencié desde la dorada Alejandría y los más egregios generales se postraron a mis pies como ante una diosa.”
Os presento a Zenobia, hija de un comerciante de Palmira y de una esclava egipcia, una bellísima mujer descendiente del linaje de Cleopatra que desafió el poder de Roma en el Siglo III y durante cinco años fue señora de Palmira (Tadmor, en árabe), reina de Egipto y emperatriz de Oriente, hasta que fue capturada por el emperador Valeriano.
Es una novela histórica increíble y creo que no os va a defraudar. El autor rescata este personaje de quien no hay mucha información en las fuentes históricas, excepto en la Historia Augusta, y como explica el autor, al final del libro hay partes de la novela que son de ficción, así como algunos de sus personajes.
José Luis Corral nos hace viajar por una época muy convulsa de la historia de Roma y relata la vida de esta mujer, reina de la ciudad de Palmira, una de las más importantes del Oriente Romano por ser el centro comercial donde se vendían las mejores mercancías del extremo Oriente y de China. Desde allí se podía ver la más maravillosa puesta de sol.
La personalidad de Zenobia me ha embaucado porque fue una mujer luchadora. De niña la casaron con Odenato, con quien consiguió derrotar a los persas y, tras la muerte de su marido, consiguió vencer a varios emperadores romanos con el fin de construir un imperio independiente de Roma y de que todos los árabes estuvieran unidos.
Zenobia era una mujer culta, que dominaba cinco idiomas y respetaba todas las religiones, aunque ella veneraba al dios Sol. Sentía un gran interés por aprender, por lo que su marido Odenato le asignó a los mejores filósofos de la época. Le gustaba la poesía, se interesaba por las culturas de otros reinos y era muy buena estratega. A pesar de todo, en algunas ocasiones el poder la llevó a ser ambiciosa y esto acabó suponiendo la causa de su derrota. Fue proclamada la nueva Cleopatra.
La prisionera de Roma es una novela de 826 páginas que merecen la pena, pues te traslada a la antigua biblioteca de Alejandría, te hace leer a los grandes filósofos, pasear por el mercado oliendo las mejores especias y perfumes, tocar las mejores telas, visitar el templo de Bel e imaginar la más maravillosa puesta de sol.
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