Por Zuel.
Alejandría. Una ciudad de misterio. La ciudad que fuera fundada por Alejandro Magno y considerada en la Antigüedad como «lugar más instruido de la Tierra» hoy día es bastante decepcionante si queremos buscar la Historia a través de sus monumentos. Los templos y centros de estudio ardieron con fuego cristiano, y si algo quedó en pie, como el Faro, acabó derribado por varios terremotos.
El Mouseion, o casa de las Musas, era un enorme centro de investigación de ciencia, filosofía y arte, y dicen que en él se guardaba todo el conocimiento del mundo antiguo. La biblioteca formaba parte de este centro. Podemos decir que fue el precursor de las actuales universidades.
La fundación de la gran biblioteca de Alejandría, en el siglo III antes de Cristo, convirtió a la ciudad en más atractiva si cabe. En ella se guardaban medio millon de textos. Cada vez que un barco atracaba en el puerto de Alejandría debía pagar un arancel: dejar prestado un manuscrito para que fuese copiado.
La nueva biblioteca, fundada hace unos años, se ha construido en el mismo lugar donde se encontraba la antigua.
Es un moderno y precioso edificio del siglo XXI, aparentemente pequeño por fuera e impresionantemente grande por dentro.
Tras unas duras medidas de seguridad se pasa al vestíbulo y, junto a la entrada de la imponente sala de lectura, hay un mirador de cristal desde donde se contempla una panorámica del interior de la biblioteca, construida en varios niveles y alturas.
Escuché de refilón a un guía decir que aquí hay ocho millones de libros, pero os aseguro que los guías egipcios no son muy de fiar, así que tengo todavía la duda. La respuesta de nuestro guía, supuestamente egiptólogo, a la pregunta de cuántos volúmenes hay fue, simplemente, «muchos».
Lo que más me impresionó de la biblioteca de Alejandría no fue la monumentalidad del edificio ni de las cifras que se manejaban allí, sino lo que aparentemente no se vé pero se intuye. El ambiente que se respira es muy europeo. Buscando libros sobre el embarazo y el baile nos encontramos con títulos, muchos títulos, que nos sorprendieron sobremanera estando en un país como Egipto.
Libros sobre sexualidad que a más de uno le sacarían los colores, libros de corrientes feministas de todas las épocas de la historia y libros que no podíamos ni imaginar que pudieran existir. No digo más.
Y bien… qué público tiene la biblioteca, además de los puntuales turistas y estudiosos de todo el mundo, también puntuales? Pues, básicamente, mujeres.
Partiendo de la base de que quien tiene la cultura tiene el poder, y visto lo visto en este país donde la mujer vale más bien poquito (o eso nos creemos en occidente), me atrevo a decir que aquí huele a algo. Tiempo al tiempo y veremos.
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