Por Larissa Vesci.
«Descendemos de reyes» es una expresión común de muchos gitanos cuando se les pregunta por sus orígenes. Realmente no están tan lejos de la realidad quienes reclaman su ascendencia en el noroeste de la India, específicamente teniendo como procedencia a los Rajputs, un linaje político-militar que reúne a varios clanes guerreros (uno de los orígenes más aceptados del término es rasha-putra o «hijo de Rey»). Esta casta luchó en contra de la presencia musulmana en sus territorios. En el proceso de defensa, sus diversos grupos unificaron lenguas, hábitos y costumbres a fin de hacer frente a un enemigo común procedente de Asia Central, especialmente de las regiones de la actual Afganistán.
El Flamenco es el descendiente más poderoso y estelar de las danzas gitanas-orientales
Siguiendo esta teoría, los Rajputs resistieron a los invasores y ampliaron su espacio de lucha hacia las fronteras. Luego las traspasaron y, una vez distanciados de su territorio de origen, migraron hacia el occidente para sobrevivir a hambrunas y persecusiones. Si bien hay pistas lingüísticas que sugieren ancestralidad en el noroeste de la India y su casta militar, también hay huellas artísticas -especialmente del arte escénico más representativo de esa zona del subcontinente indio, el Kathak- que evidencia una presencia muy marcada en un arte que habría de convertirse varios siglos después en el descendiente más poderoso y estelar de las danzas gitanas-orientales: el arte flamenco.
El flamenco es una expresión artística que surge de dos raíces: una pre-hispánica y folklórica local (gozando de gran protagonismo la influencia del sur de la Península Ibérica) y otra considerada como «gitana oriental» (compuesta por una degeneración de multiplicidad de manifestaciones folklóricas y clásicas del Oriente que, al ser alejadas territorialmente por los desplazamientos humanos de sus puntos de orígenes creativos e interpretativos, fueron transformadas y mezcladas entre sí de forma desorganizada en diferentes etapas históricas).
HERENCIA FLAMENCA
Como si de un trocito de Piedra Rosetta se tratara, he aquí una comparación analógica que descubre las huellas del Kathak en la expresión básica del baile flamenco, en el que se evidencian expresiones rudimentarias de uno de sus ancestros por la línea oriental, el sofisticado Kathak.
Por ejemplo: en los Desplantes al finalizar determinados segmentos de una pieza. También en el sistema de Zapateos básicos dentro de un patrón rítmico y que tiene equivalencia en el Tatkar. Las escobillas tienen su punto de encuentro con el Lari (composición rítimica que incluye variaciones dentro de un mismo tema). Ciertas composiciones secuenciales de Lari se reflejan en las escobillas y llamadas de pies de los tangos flamencos. La presencia de «instrumentos en los pies»: el zapateo tiene como recurso actual a los zapatos de tacón, en tanto el Kathak en los ghungrus o casacabeles en los tobillos de los bailarines. En el braceo flamenco se reconoce la presencia del Hastak (en los que los hombros, brazos y muñecas cobran importancia, sin intención de argumento, tal y como si sucede con los mudras). Los Remates con zapateos encuentran paralelismos en el Tihai (o repetición de una frase musical tres veces que indica el final de una pieza). Por su parte, los Pellizcos evidencian orígenes en el That (complejo sistema de pequeñas composiciones corporales siguiendo un patrón rítmico y en el que las posturas toman protagonismo con intervención de varias partes del cuerpo. Son movimientos que impresionan al público). Asimismo, determinados Marcajes flamencos sugieren similitudes con algunos tipos de desplazamientos o Chalan, en cuyo conjuto se observan de forma muy especial los Gat, siendo, por ejemplo, el Gat Nika parecido a marcajes básicos de Tango Flamenco. El movimiento de rotación de muñeca de forma gracil se asemeja al Kasak de la danza Kathak, con preferencia en la rotación hacia adentro (tal y como lo hacían las gitanas bailaoras primigenias). El movimiento exacerbado de los ojos (sobre todo, muy presente en las gitanas antiguas del sur de España), es análogo al Katakcha. El uso del vestuario con similar estética en su utilización en ciertos pasos es otro punto común entre ambas danzas. Las vueltas rápidas en un mismo lugar, tan caracterísiticas en el flamenco tienen un espejo en la acción de Ghumaria. Como añadido, cabe destacar la notable inclinación tanto de parte de los Kathakas como de los baliaores flamencos antiguos de hacer la mayoría de los remates hacia el lado izquierdo; por cierto, aspecto que denota la influencia de las danzas Derviches en el Kathak.
Si bien, aunque parte del Kathak pudo haber migrado hacia el occidente por la vía de los guerreros y acompañantes alejados del territorio donde nació, el Kathak continuó desarrollándose dentro de las fronteras del subcontinente indio, y allí gozó de una transformación estructural gracias a la influencia de los mogoles hasta llegar a convertirse en lo que es hoy día.
TANDAVA
La expresión Tandava se inspira en Shiva (uno de los componentes del Trimurti hindú) como creador de la danza. La danza tiene dos caras: a través de su faz Tandava se manifiestan los rasgos esenciales de la masculinidad. Su manifestación opuesta y complementaria es Lasya (o manifestación femenina representada por su consorte Parvati).
Así pues, os invito a continuar nuestro interesante viaje. Venid conmigo a abrir la maravillosa puerta del Kathak…
El origen etimológico de la palabra kathak tiene lugar en el término sánscrito «katha» (historia) y su manifestación más remota se observa en los «kathakas» o contadores de historias que viajaban de un lugar a otro a fin de relatar hechos épicos basados en parte de la mitología hindú. Tales representaciones se llevaban a cabo a través de poesía, gestualidad y ritmo. El aspecto rítmico se creó con la característica de ser expresado en sílabas secuenciales cantadas, denominadas «bol«.
La historia registra el asentamiento del Kathak en el siglo III a.C. como expresión escénica-religiosa en los templos (aunque se cree que fue desarrollada mucho antes) para contar las historias de los dioses a la gente del pueblo. Posteriormente, en el siglo XVI, época de su apogeo en los templos, fue adoptada por el Imperio Mogol en sus cortes una vez que se instaló en la India. El Kathak produjo gran impacto en los nuevos gobernantes y los temas religiosos fueron transformándose en actuaciones cortesanas adaptadas a los cánones religiosos islámicos e influencia socio-cultural persa. Durante esa etapa, también se incorporaron nuevos instrumentos musicales; se añadieron cascabeles en los tobillos de los danzarines como complemento musical para el ritmo, giros característicos de los derviches sufíes… En tanto, se dio fuerza a la danza pura (conocida por el Natya Sastra como el Nritta).
Como etapas, el Kathak ha gozado de un Período antiguo: de escenificación en los templos; Período medieval: de la Corte (en donde realmente se acrisoló como arte escénica mezclando a los elementos musulmanes e hindúes) y, ahora mismo viviendo un Período moderno en el cual es notable la influencia europea.
Asimismo, el Kathak se asienta en tres escuelas o gharanas: Jaipur, de mayor florecimiento dentro del patronazgo de los reyes Rajputs, Lucknow (Lahore-Lucknow), de mayor brillo bajo del patrocinio de los regentes musulmanes y Varanasi.
En la etapa en la que el kathak se presentó en los templos indios, la principal figura que sirvió de leitmotiv en sus representaciones fue la de la divinidad hindú KRISHNA (avatar de Vishnu, una facetas del Trimurti) y sus vivencias con Rada (su pareja). Krishna es conocido también como Natawara o «el mejor entre los danzarines». Existe una leyenda acerca de la intención del uso de determinados boles emblemáticos de la danza kathak: Ta, Thei y Ei y que forman la estructura básica de la composición rítmica (Ta, Thei, Thei Ta / Aa thei Thei Ta… Ta) la cual indica que existe una conexión entre el trabajo de la danza y la divinidad, debido a que Ta (de Tanu) se refiere al «cuerpo» físico; Thei (de Sthela) tiene que ver con la «tierra» y Ei (de Eishwara) se relaciona con «Dios» o «Señor»; por tanto, podría interpretarse como: «El cuerpo que danza en la tierra para el señor» (significa que la tierra se presenta como vehículo para alcanzar a Dios). En la danza flamenca existe una curiosidad: antaño se usaban una especie de sílabas memotécnicas para destacar algunos zapateos (ti ca, ta tica, tá ca ta, ta ta, etc.).
Para conocer más acerca del Kathak, su historia y parte de la vida de alguno de sus protagonistas, tenemos la fortuna de ser conducidos por una de las leyendas vivas a nivel mundial de esta arte escénica tan compleja. Él es el máximo exponente de la escuela Lucknow en su estilo Lahore-Lucknow. Nos referimos a Fasih Ur Rehman.
Fasih Ur Rehman nació en la tierra que acuna el centro de la milenaria civilización del Valle del Indo, Pakistán. Para coronar esta relación natural entre cortes-reyes-interpretación en este contexto de artes escénicas, destacamos que Fasih Ur Rehman es descendiente directo por vía materna de la casa real de Afganistán, establecida allí hasta la llegada de los talibanes…
Este viaje se pone cada vez más fascinante.
Continuará… en nuestro Universo Gitano.
3 Responses to “Huellas del Kathak”
06/07/2016
LydaGENIAL!!! Contado por la mas grande maestra de eVte hermoso arte, Larissa, Vesci… Todas las bendiciones del cielo para ti.
23/08/2013
Cristina MartinMadre mia!!!!!! Impresionante joya que nos habeis brindado…mil gracias 😉
01/08/2013
raquelMuy didáctico.
Esperando su continuación.