Por Larissa Vesci.
Una tarde invernal, queriendo convertirse en primavera, sucedió un encuentro trascendente de los que marcan en la visión de la danza, pero también de la vida. «Era un viernes y no olvidaré jamás».
El bullicioso ir y venir de pasos de maestros, estudiantes y bailarines era constante y caótico hasta que, repentinamente, dos pares de pies acompasados, firmes y serenos se escucharon a lo lejos entre la multitud de uno de los estudios más emblemáticos de Madrid. «Está llegando el maestro».
Efectivamente, llegaban Fasih Ur Rehman y una preciosa perla del Ganges: Shreyashee Nag (su discípula dilecta y productora en España).
En segundos se nos presenta un hombre joven, de mirada viva y brillante, transmisora de sabiduría ancestral. Se nota que es consciente de ella y sabe administrarla muy bien. Una persona de estirpe real por derecho propio y por sangre que, aunque en ningún momento hace referencia a la misma, no disimula sus orígenes. Es descendiente por vía materna de la princesa Fátima Sultana de Kabul, hermana del Rey Amanulá Kan de Afganistán.
Muestra afabilidad auténtica, armonía en las formas y exquisita educación a la vez que hace sentir a su interlocutor como si lo conociera desde siempre, pero conservando una distancia «elegante». No provoca intimidación, pero sí mucho respeto. A ratos da la impresión de que habitara en otro mundo, escapándose a éste de vez en cuando. Es lo que denomino «personas conectadas»: seres que nos dan la sensación de que estamos ante un enlace entre el cielo y la Tierra. En tanto, surge un déjà vu en su presencia que te lleva a los cuentos infantiles orientales que relatan historias de príncipes, héroes, genios, alfombras voladoras, tesoros, música y danza…
Si lo mirara casualmente en la calle y no conociera su nombre, lo llamaría Kathak o Señor Kathak
Si no supiera quien es simplemente diría: «Debe ser un bailarín de Kathak». Y si no conociera su nombre, lo llamaría «Kathak» o «Sr. Kathak» y así lo comento en voz alta a los presentes.
Pakistán, o «tierra de la pureza» en Urdu, contiene en sus límites al milenario centro de civilización del Valle del Indo, ubicado específicamente en Sindh (término de donde proviene el vocablo zíngaro, sinónimo de gitano). También alberga a una de las escuelas más representativas del Kathak, Lahore-Lucknow, en tanto es la tierra de nacimiento de su estrella más brillante, Fasih Ur Rehman, discípulo de Guru Maharaj Ghulam Hussain, quien es a su vez discípulo de Achan Maharaj (miembro de la familia artífice de la gharana Lucknow).
Fasih Ur Rehman es conocido como «el bailarín afgano» debido a sus orígenes familiares. El presidente de Pakistán le otorgó el premio de danza Tamgha e Imtiaz por su valioso aporte al Kathak durante décadas.
Fasih Ur Rehman, además de impartir clases en Pakistán, se desplaza a Reino Unido y España a fin de dirigir una formación profesional periódica a discípulos de varias partes del mundo. En Reino Unido la lleva a cabo en la prestigiosa institución The Royal Academy of Arts y en España a través de la Asociación Nupura, siguiendo el método tradicional de las artes escénicas indias: Guru-Shysha.
ENTREVISTA A FASIH UR REHMAN
Maestro, la pregunta obligada es: ¿Cómo comenzó toda esta historia en su vida?
Desde niño estaba claro que quería danzar. En principio ejecutaba bailes tradicionales y no conocía la existencia de ningún tipo de danza clásica formal hasta que mis primos mayores, tíos y amigos me estimularon a estudiar algún estilo de danza clásica. Un día me dieron excelentes referencias acerca de un maestro muy famoso oriundo de Calcuta (India), Maharaj Ghulam Hussain, que era gurú de una niña de mi entorno. Él había llegado a Karachi (Pakistán) en donde desarrolló una importante labor artística y pedagógica en el Consejo de las Artes. Posteriormente se trasladó a Lahore en 1971. Después de varias recomendaciones me decidí a observar sus clases y quedé gratamente impresionado. Tanto, que no pude dormir durante tres noches seguidas. Me preguntaba a mí mismo: ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que he visto?. Había quedado prendado por todo el ambiente que lo envolvía: la música en vivo, la expresión y el ritmo, el método de enseñanza… es decir, ¡¡todo!! Continué asistiendo en calidad de observador hasta que un día el maestro me dijo: «¿Por qué no te dedicas a ésto?». Así que me decidí a tomar sus clases, tanto de forma privada como en grupo en cualquier lugar dentro o fuera de Lahore a donde él fuese destinado. También comencé a ser parte de las actuaciones públicas dirigidas por él.
¿Qué importancia tuvieron esas actuaciones en su primera etapa formativa de Kathak?
«La danza Kathak es tan intensa como delicada. A través de esta danza, he aprendido acerca de todas las realidades de la vida»
Enorme. Desde entonces le doy muchísima importancia a las actuaciones en el proceso de aprendizaje de la danza. La danza no es solamente bailar bonito, sino comunicación. El bailarín es un nexo entre el cosmos y la audiencia. Me explico: todo artista, sea bailarín, actor, pintor, poeta o músico, ha de conectarse con algo superior y vehiculizar esa energía hacia quien observa la expresión de su obra. La danza es muy poderosa al respecto y la actuación es una plataforma como primer estado de ese tipo de conexión. Tiene tanto poder que, aunque no estés bailando, sigues en ese estado de unión con lo divino. Es una sensación de plenitud esencial, incluso de felicidad.
También le pedimos que nos hable sobre su percepción artística de Afganistán, ese país tan inescrutable para los occidentales.
De Afganistán destaco más acercamiento sociocultural hacia el lado persa que al indio. No he observado allí tanta popularidad del Kathak, aunque sí hay gusto por la variedad de expresiones artísticas universales en conjunto, que se llevaban a cabo en el pasado en un emblemático festival de artes escénicas llamado Jashn-e-Kabul. El mismo se realizaba anualmente en la capital de Afganistán y era patrocinado por el Rey.
¿Qué lo trae a Inglaterra y a España, lugares en dónde extiende el legado de la gharana Lahore-Lucknow?
Siento que tenía que volver…
Aunque FasihJi profesa la religión musulmana, tras esa afirmación, un silencio prolongado y una enigmática sonrisa, siento que deja entrever un tácito respeto a las creencias indias y su postura hacia la reencarnación, o ¿quizás de fe en la inmortalidad del espíritu universal, qué es capaz de materializarse en varios estados? Su mirada me dice: «No preguntes más que tú me entiendes». No podría definir si verdaderamente entiendo esa «razón». Pero entiendo que él, ciertamente, ha tenido que volver… ¿de otra vida?, ¿de otra dimensión?, ¿del conocimiento de su propio destino? Un encantador misterio producido por el cruce entre el arte y el misticismo hacen presencia y me sonrío pícaramente.
FasihJi es poseedor de pedigree artístico de los artífices de este arte milenario, aunque también está tocado por la modernidad a través de la dirección de Shrimati Kumudini Lakhia. Fasih es piedra angular del Kathak en occidente con materia prima de Lahore-Lucknow y es él mismo quien nos conduce por la esencia del Kathak y la gharana que representa.
EL ORIGEN DEL KATHAK
La palabra Kathak es de raiz sánscrita y significa «historia».
«Katha Kathe so Kathak»
«El que cuenta una historia es Kathak»
Se le denomina Kathaka a quien cuenta una historia. En sus comienzos los relatos estaban relacionados con sucesos de naturaleza épica de los componentes de la cosmogonía hindú. El Kathak no surge en un punto geográfico definido dentro de la India. El nomadismo de los contadores de historias contribuyó a que, en el proceso de nacimiento, se propagara simultáneamente en varios lugares. Con la penetración de los Mogoles en la India, el Kathak se estructuró amalgamando elementos de procedencia hindú y musulmana (básicamente de influencia persa). El esqueleto musical que soporta al Kathak lo componen la tabla, el pakhawaj, el sitar, la flauta y, desde el espacio de los bailarines, los ghungrus (ghungroos).
ESCUELAS DE KATHAK
El Kathak tiene asiento en tres gharanas (escuelas) oficiales dentro de la India: Jaipur, Varanasi y Lucknow. Una vez surgió la partición entre India y Pakistán, la gharana de Lucknow se extendió hacia Lahore, gracias a Maharaj Ghulam Hussain Kathak, que fue el responsable de llevar formalmente este arte a Pakistán, a la vez que añadió nuevos elementos estéticos.
Si tomamos como referencia a la India, oficialmente existen tres gharanas. Lahore, fuera de sus fronteras, se tomaría como una cuarta gharana. No obstante, si nos referimos al subcontinente indio como un todo, como base geográfica original del Kathak (con especial localización en la región del Indo-Ganges), es pertinente clasificar las gharanas como Jaipur, Varanasi y Lucknow-Lahore.
Cada gharana posee un estilo distintivo. La de Jaipur (cultivada gracias al mecenazgo de la corte de los reyes Kachachwaha) le da importancia al manejo de la danza pura: sus destrezas técnicas, giros y composiciones complejas de trabajos de pie en diferentes ritmos. La de Varanasi da la misma importancia a los elementos técnicos de la danza pura y al lado expresivo canalizado a través sentimiento devocional y su «marca» radica en el predominio del uso de las sílabas Natawari (sílabas utilizadas por los danzarines e inspiradas en el culto primario a Krishna, que son diferentes a las utilizadas por los percusionistas de tabla o pakhawaj). Los Tatkar y Thaad son diferentes, a la vez que son objeto de gran atención en esta escuela. Hay mayor uso del suelo que en las otras dos gharanas y los chakkars son trabajados tanto hacia la dirección izquierda como a la derecha. Por último, la gharana Lucknow (y derivación: Lucknow-Lahore) fue impulsada y patrocinada por Nawad Ali Shah. Se caracteriza por la expresividad, elegancia y naturalidad de los movimientos. Dentro de una pieza técnica se destacan las composiciones en donde se da énfasis al aspecto emotivo y expresivo (por ejemplo, el Ghazal). Su acrisolamiento como escuela se consiguió en el siglo XIX.
GENEALOGÍA DE LA ESCUELA LUCKNOW
Wajid Ali Shah, último Nawad o Señor de Oudh, fue el gran benefactor y resposable de la constitución de esta escuela.
Sus inicios se remontan a Ishwari Prassad, oriundo de Allahabad. Cuenta la leyenda que Krishna se le apareció en sueños inspirándolo en danza de matiz religioso.
Tuvo tres hijos: Arjuji, Kharjuji y Tularam. Por su parte, Arjuji procreó tres vástagos, Prakashji, Dayal y Harilalji. Estos emigraron a Lucknow y se convirtieron en bailarines de la corte de Asafuddaula.
Prakashji destacó como gran figura. Tuvo tres hijos: Durga Prassad, Thakur Prassad y Man Ji.
Thakur Prassad, máximo exponente, que se estableció en Lucknow a comienzos del s. XIX, en la corte de Wajid Ali Shah (que tomó clases con él). Thakur Prassad continuó su descendencia a través de tres hijos: Binda Din (quien se especializó en la composición de poemas con especial referencia a Krishna), Kalka Prassad (que dio numerosos aportes a la técnica y el desarrollo del ritmo) y Bhairon Prassad. A los dos primero se les debe la constitución técnica de la escuela de Lucknow.
Finalmente, Kalka Prassad tuvo tres hijos: Jagannath Maharaj (conocido como Achan Maharaj), Bajanath Maharaj (conocido como Lachchu Maharaj) y Shambu Maharah (destacado por su labor como gran maestro).
Jagannath Maharaj (Achan Maharaj) fue instruído por su tio Binda Din en tanto fue el responsable de iniciar a sus hermanos menores en la danza. Asimismo, es padre de Birju Maharaj y gurú de Maharaj Ghaulam Hussain, artífice del sello «Lahore».
LAHORE-LUCKNOW: LA ESCUELA DEL ALMA
¿Cuál es el aporte de Lahore a la gharana Lucknow y en qué punto se identifica el estilo Lahore-Lucknow?
En principio tú aprendes una composición. Luego, esa composición adquiere vida propia y es ella la que te enseña. Ese movimiento reverso es la finalidad de Lahore Lucknow
Es el de conducir el sentimiento a una dimensión especial en la danza. La escuela Lahore-Lucknow podría definirse como la Escuela del Rooh o del Alma. El sentimiento cobra un papel protagónico en la interpretación, al punto de que no se trata de expresar exclusivamente el movimiento en búsqueda de la perfección, sino de ir más allá del mismo. Es decir, de lo que es capaz de hacer el movimiento con uno. En principio aprendes una composición pero luego esa composición se transforma en un ente con alma propia y es la composición la que te enseña. Lahore tiene como fin último la consecución de ese movimiento reverso en la danza.
¿Cómo describe al Kathak estéticamente?
Hay una analogía relacionada con la pintura. Es como ver una obra de arte pictórica cuya imagen se te queda impresa en la mente. Así sucede cuando se ha observado a un bailarín en escena. Por otro lado, es una danza que no solamente se ve, sino que se escucha. Los ghungrus o cascabeles en los tobillos con los que danzan los bailarines corresponden a un instrumento que tiene su particular sistema sonoro, que parte del acompañamiento a unas sílabas específicas que se recitan (bol) hasta convertirse en «uno» con ellas. Los ghungrus comunican auditivamente la intención del danzarín de igual modo que el movimiento.
¿Y espiritualmente?
El ser humano no puede llevarse nada de este mundo, sino mas bien dejar algo tras su paso
Así como he ido aprendiendo Kathak, he ido obteniendo conocimiento del mundo. He enfrentado las realidades con fuerza y amor gracias a esta expresión artística. Tan delicada es esta danza como intensa. A través del Kathak he conocido todas las realidades de la vida. El Kathak también hace que no me sienta solo. Al respecto recuerdo las palabras de mi Guru: «Hijo, yo estoy solo, pero no siento soledad«. De hecho, el hombre viene solo al mundo y se va solo. Todas las relaciones que pertenecen al mundo acabarán algún día y solamente el conocimiento y las intenciones es lo que sirven de compañía. Yo creo que el ser humano no puede llevarse nada de este mundo, sino mas bien dejar algo tras su paso.
Fasih Ur Rehman nos demuestra ser un gran maestro que ha completado un círculo virtuoso de técnica, arte y filosofía, gracias a su disciplina, humildad, respeto y agradecimiento hacia su maestro. Y continua…
Agradezco a Dios por haber obtenido las enseñanzas de mi gurú, entender el «más allá» de las cosas y poder ser capaz de llevar a cabo el máximo de mis habilidades. Siempre pido a Dios fuerza y esperanza.
Para entender de dónde parte esa concepción de binomio danza-vida Fasih Ur Rehman nos dirige hacia estas profundas reflexiones de su guru Maharaj Ghulam Hussain:
«El propósito de la danza es el del movimiento con gracia. ¿Y qué es el movimiento? El mundo es aparente pero nosotros somos conscientes de la existencia del Guardián del mundo… Hay un equilibrio en el ritmo y… ¿qué es el ritmo? y ¿qué es equilibrio? Tempo, velocidad. Nos damos cuenta de que el universo entero se mueve con una velocidad y todo gira dentro de un movimiento universal. Nada existe por casualidad. Nosotros no podemos verlo inmediatamente, pero todo está en movimiento.«
La música india obedece a ciertos ciclos o patrones rítmicos. ¿Cómo encajan en esta visión de la danza?
El Tal o ritmo, tiene un ciclo. Podríamos compararlo, por ejemplo, con un día, con sus veinticuatro horas o con una estación del año.
El repertorio equivale a las actividades que se llevan a cabo en ese período. Cada ritmo tiene sus propio número de tiempos o «beats». En Kathak le llamamos matras que forman un círculo (avartan). En nuestro sistema, en principio, damos énfasis al trabajo intenso del Teental o ritmo «madre» (compuesto por 16 matras), que es el más importante y, una vez dominado, procedemos al conocimiento de otros ritmos.
El repertorio tradicional de Kathak generalmente consiste en:
Vandana: Plegaria o invocación a los dioses de parte del danzarín.
Thaat: Es la primera composición dentro de una pieza. El danzarín hace pequeñas ejecuciones corporales dentro del ciclo rítmico, terminando en el sam o tiempo que representa el punto de partida de cada tal. El final se representa en una pose, como si se tratara de una «estatua».
Aamad: Es la introducción propiamente dicha; es decir, el segmento en donde se expresa el patrón rítmico recitado o bol en el cual ha de trabajarse en la actuación.
Saalam: Saludo a la audiencia al estilo musulmán.
Kavit: Poesía encajada dentro de un ciclo rítmico en la que el danzarín ejecuta movimientos que reflejan el significado de la misma.
Paran: Es una composición que se realiza usando como referencia rítmica a los boles del pakhawaj, en vez de utilizar los boles del danzarín o de la tabla solamente.
Parmelu o Primalu: Una composición que se realiza sobre la base de boles que imitan y representan a sonidos de la naturaleza (pájaros, etc.).
Gat: Desplazamientos, ejecutados con belleza, que pueden tener significado abstracto (sin ninguna intención de argumento) o representar escenas de la vida cotidiana.
Lari: Composición de un tema, y sus variaciones, trabajado con los pies y que termina con un Tihai o repetición de tres frases que indican un cierre.
Chakkardar Tihai: Una composición de tres series de boles repetidos, a su vez, tres veces y que terminan de forma intensa y dramática en el sam.
Sin embargo, cada bailarín organiza y ejecuta el repertorio a su manera.
¿Con qué composición dentro de una pieza se identifica más?
Con el todo. De hecho, desde que estoy preparándome en el camerino ya comienza mi actuación.
(Esa respuesta me lleva a una reflexión y es que, ciertamente, la entrevista comenzó en el mismo momento en que escuché sus pisadas antes de entrar al estudio).
Y para finalizar, ¿qué es lo primero qué tiene que saber una persona que quiera adentrarse al mundo del Kathak?
Primero, que el Kathak obedece a movimientos naturales. En segundo lugar, tener una percepción básica análoga a la forma de los árboles: los pies son equivalentes a las raíces, el torso al tronco, los brazos a las ramas y las manos a las hojas. Finalmente, lo más importante que tiene que saber un bailarín es «lo que no se debe hacer».
El impacto de este encuentro con el Kathak y la historia ha sido de largo alcance. Al comienzo, en el preámbulo de esta entrevista, comenté que terminaría en un sam… como el principio.
Antes de despedirnos, en un momento de relax y contando una anécdota graciosa me entero accidentalmente de que a FasihJi a menudo lo llaman quienes no conocen su nombre o apellido: «Kathak» o «Fasih Ur Kathak».
Tal y como le sucedió a este maestro después de haber observado su primera clase de Kathak, al volver a casa no pude conciliar el sueño preguntándome a mi misma: «¿A quién he conocido?» y, ciertamente, como quien hubiese culminado en el sam, llegué al punto inicial de mi reflexión: «Si no supiera su nombre, lo llamaría Kathak».
EPÍLOGO
Creo firmemente que el encuentro con un gran maestro te enfrenta con grandes conocimientos pero también con una gran curiosidad que podría ser equivalente a la que Einstein asociaba con la belleza del misterio: el mismo que inspira a encontrar nuevos senderos en el camino de la evolución en cualquier ámbito de la vida, así como de querer descubrir eslabones perdidos. En esta ocasión me surge un interrogante tomando en cuenta que los indios y pakistaníes tienden a sustituir fonéticamente a la «d» por la «r». ¿Podría ser el término Nawar una degeneración de Nawad y ser una pista de una de las redes del entramado universo gitano que asocian a algunos grupos de gitanos con el poder político-militar, las conquistas y los prisioneros de guerra?
Continuaremos nuestro viaje a través de las danzas orientales en el… UNIVERSO GITANO.
One Response to “Fasih Ur Rehman, el «bailarín afgano»”
08/09/2013
Gemma Marti¡Que hermosa manera de descubrir el Kathak! impresionante artículo que todavía no había tenido ocasión de leer y que me ha enamorado de principio a fin. Gracias .