Por María Díaz.
Entrevista a Amir Thaleb realizada durante el Bellyrium 2009, organizado por Tasnim en Valencia.
La danza de Amir Thaleb es difícil de catalogar. Desde luego no es un hombre que baila la danza oriental como una mujer. Él ha sabido encontrar su propio estilo masculino dentro de esta danza femenina. Su técnica impecable no es más que el camino para seducirnos con su arrolladora personalidad y hacernos gritar de emoción por su conmovedora interpretación de la música árabe. Pionero de la danza del vientre en Argentina y maestro de maestros a nivel mundial. Gracias Amir por tus sinceras palabras…
¿Cuáles fueron tus inicios en la danza oriental?
Yo tengo toda una tradición familiar. Mi familia es descendiente de Sirios. La gastronomía, la música y la danza árabe han sido el plato de cada día en mi familia. Mi padre era bailarín de folklore árabe. Así que desde que tengo uso de razón estuve en esto. Pero, más o menos a los 15 años, como yo era de los pocos que bailábamos tradicionalmente en la comunidad, las bailarinas que trabajaban en los restaurantes árabes, me pedían que les enseñara. Entonces empecé a investigar, dentro de lo poco que había en esa época, y aprendí los pasos para enseñárselos a ellas.
¿Decides inmediatamente dedicar tu vida a la danza?
En ese momento yo era estudiante de ballet clásico, y dar clases era algo de lo más normal. Fue un poco más tarde con unos 18 años cuando me di cuenta de que quería dedicarme a esto y sentí que era en la Danza Oriental donde podía expresarme mejor. Así que decidí empezar a trabajar en serio en ello.
¿Quiénes son tus principales maestros?
Son principalmente Yousry Sherif y el gran maestro Mahmoud Reda, las dos personas que me han “abierto el cerebro” completamente, y me ayudaron a unificar todo lo que yo sabía de ballet clásico y lo que sabía de la danza oriental. Ellos me enseñaron que podía forjarlos en comunión. Y luego he aprendido de Raqia Hassan, de DINA, de Randa, de Lussy, pero sin dejar de conectarme con mi propia esencia y mi propia forma de conectar con esta danza que es lo que me ha abierto la puerta de Medio Oriente. Siento que he importado algún estilo de alguna manera.
Ciertamente has creado un estilo propio…
Pues sí, hoy estoy en el stand principal del Festival de Raqia Hassan en Egipto, y mis cursos en este festival han impactado porque aporto una conciencia escénica, gran desplazamiento y dinamismo al baile oriental que generalmente no tenía.
Tú conjugas una técnica muy depurada con muchísimo sentimiento…
Sí, porque sin sentimiento no hay danza oriental.
¿Crees que una bailarina que no tiene suficiente recursos técnicos puede compensar esta falta de técnica con la expresión y el sentimiento?
El sentimiento es muy importante. Hay muchas grandes bailarinas con mucha técnica pero parecen como muertas bailando. Si al público no le dejas algo de humanidad, si no le hablas de lo humano a través de la danza, es un arte hueco. Y en el baile oriental, como el baile flamenco la riqueza está en la emoción, conjugada con la técnica. Si no hay emoción no está completo.
Tú organizas un importante festival de danza oriental en Argentina y no paras de promover la danza, ¿a dónde quieres llegar, cual es tu reto?
No pretendo llegar a nada. La vida me ha sorprendido con cosas muy buenas y dejo que la vida me siga sorprendiendo. Hace diez años comencé un pequeño festival que ha ido creciendo. El mismo Shokry lo catalogó como el record mundial de la danza árabe. Y hoy los mismos egipcios dicen que después del festival de Egipto, la danza sigue en Argentina. Este 2008 cumplimos 10 años, tuvimos 1.300 alumnos y tres galas con 2.000 personas por noche. No creo que se pueda pedir más.
Ahora mismo las ambiciones que tengo son a nivel personal: disfrutar mi vida, mi casa y mis logros y tener el tiempo para ello. En cuanto a lo artístico, yo nunca imaginé estar en Egipto era algo inalcanzable para mí. Y ahora estoy allí todos los días. Mi reto diario es disfrutarlo. Mi lema es compartir, no competir, enseñar, aportar los elementos para que el otro pueda seguir creciendo, estoy en esa etapa de la vida…
¿Por qué crees que atrapa tanto a las mujeres occidentales la danza oriental?
Creo que la vida contemporánea y el capitalismo nos divorció de nosotros mismos. Divorció a la mujer de su propia esencia y de su propio sentir en esta lucha por llevar junto con el hombre el hogar adelante, tener que salir a trabajar, tener que repartirse entre ser madre, profesional y mujer. La danza oriental permite a la mujer reencontrarse con su esencia perdida y con lo que significa ser mujer. Esto no tiene nada que ver con bailar danza oriental para seducir al marido. La mujer occidental busca la danza oriental para seducirse a sí misma, porque es lo que necesita.
Yo he visto transformaciones en las alumnas. Hay chicas que vienen al principio y no se maquillan, ni se arreglan, y a al poco tiempo, inician una transformación, se arreglan el cabello comienza a pintarse y a ser mas detallistas en lo femenino, y se encuentran a sí mismas a través de la danza oriental.
¿Qué opinas del tribal y de las fusiones modernas?
Yo defiendo las fusiones porque gracias a ellas esta danza tan prehistórica se ha mantenido viva gracias a la fusión con las diferentes culturas, con la persa, con la hindú con la beréber,… y así hoy se fusiona con las cosas más contemporáneas, y eso le asegura un largo futuro a esta danza.
No me gustan las fusiones que le hacen perder la identidad al baile oriental. Un poquito de ballet, un poquito de flamenco, un poquito de contemporáneo, está bien, pero cuando ya no se entiende lo que se está haciendo, no me gusta. Para eso nos dedicamos a otra cosa y punto.
En cuanto al tribal, hay tribales que me parecen divinos, además del de Rachel Brice, he visto un grupo de tribal en Milán que hace un estilo con una calidad artística maravillosa.
Pero también reconozco que yo el tribal no lo entiendo, no acabo de saber lo que es ni hacia donde apunta. Si entiendo lo que es estético y lo que no. La primera vez que vi tribal en EE.UU., me pareció un baile antiestético, un baile de gordas viejas, parecía que esa era la idea del tribal en EE.UU. Por eso muchos dicen que hace tribal el que no puede hacer danza árabe. Pero después Rachel Brice hizo un cambio radical y eso sí que me gusta, es estético, es contemporáneo, es armonioso, me parece fantástico.
¿Cómo te sientes como hombre en este mundo femenino?
Totalmente halagado. Pero al final el Universo te retorna a la esencia porque el baile en origen fue creado por el hombre y no por la mujer. Los primeros pasos los dio el hombre en la danza, con danza guerreras y danzas sacras. Y el baile oriental nació como un baile femenino. Pero con la llegada de las grandes religiones, cuando a la mujer se le prohibió bailar, la danza oriental siguió viva gracias al hombre. A él se le permitió travestirse y mantener viva esta danza. Para mí es un halago ser maestro de una danza femenina y enseñar a la mujer. Porque el hombre mirando desde fuera es un poco más detallista. Por eso la mujer busca al estilista o al diseñador hombre y no busca a la estilista o diseñadora mujer. Lo mismo ocurre en la danza.
No competimos, no chocan las femineidades, de la visión de un hombre en el ideal de femineidad que la mujer debe tener. Entonces mi danza como hombre funciona, a la mujer le gusta y para mi es maravilloso poder ser parte de este mundo.
Como le dije una vez en Italia a un grupo feminista de bellydance que no aceptaba al hombre en la danza oriental. Entonces les dije: ustedes se quejan de que sus maridos no las acompañan, ellos las critican, no quieren que ustedes bailen, y eso es porque ustedes mantienen al hombre marginado. Integren al hombre a su mundo para que puedan comprenderlo y ganen un aliado.
Parece que el feminismo ha tenido un viaje de ida y aún falta el de retorno.
Exactamente, y ese camino es el de la integración.
El hombre también tiene una parte femenina y es la que desarrollamos en este baile. Y la mujer tiene su parte masculina su parte de fuerza que también debe desarrollar. Y hay es donde están el ying yang de la vida.
¿Cómo ves el nivel de la Danza Oriental en España?
El nivel de la danza oriental en España está creciendo. Hay mucha diferencia con hace 5 años que fue la primera vez que vine. Lo vi muy precario, y obviamente la influencia de todos los grandes maestros que están llegando a España se ve.
Aun en Europa se sigue tomando como un hobbie. En Sudamérica nosotros lo tomamos como una profesión. Por aquí faltaría crear ese mundo de posibilidades para que las jóvenes puedan planteárselo como una carrera, como el que estudia flamenco o ballet.
Pero para eso los que hoy están instalados en España debería trabajar para crear espectáculos que puedan darle una proyección al que estudia, para que deje de ser un hobbie y se lo tome como un compromiso profesional. Es responsabilidad de los que están instalados en España, sean españoles o no, de montar sus compañías de danza donde los estudiantes tengan una proyección profesional.
Eso es lo que hacemos en Sudamérica y por eso en mi escuela hay 1200 alumnos.
Un consejo para las bailarinas que se quieran dedicar profesionalmente a la danza…
Dejar de lado ese aspecto bastardo de competir y derribar a la otra, instruirse y tratar de ser cada vez mejor. Es un consejo que hay que darle a la gente de la danza oriental. Se está muy preocupado en el traje del otro, el pelo del otro, qué hace o no hace el otro, y se centran poco en sí mismas, en crecer, madurar… después lo demás cae por su propio peso.
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