Por Zuel.
Tarek Okasha no es solamente un comerciante egipcio de vestuario para danza oriental. Además de tener su propio taller en El Cairo es un hombre comprometido con la cultura egipcia y con la danza. Es representante de la Embajada de Egipto en España, presidente de la Casa Egipcia «El Karnak» de Zaragoza y tiene su tienda de vestuario para danza oriental en Valencia. Amigo personal de Shokry Mohamed, organizó, junto a él, el primer festival de danza del vientre que se celebró en España. Los encuentros con Tarek suelen estar llenos de anécdotas, cultura, filosofía y risas. Sobre todo risas. Y humanidad, mucha humanidad.
¿En qué se basa el arte de vestir a una bailarina árabe?
Para mí el traje de bailarina oriental significa transformar totalmente a una persona de un lugar otro, o sea, yo vi mucha gente que está con un tejano en la calle y no son nada, y luego la ves en un teatro con un traje y parece una gran profesional. Es una transformación, un método que cambia totalmente a otra persona. El traje es el cambio de un país a otro que se hace en un minuto.
Para mí es importante que el traje lleve un buen bordado a mano. No me vale solo con una tela pija. Yo veo el traje de bailarina como el traje del torero. Si un torero hace una faena muy buena pero sale a la plaza con un mono de obra, nadie le va a aplaudir. Entonces el traje tiene que estar bordado a mano. Es parte del arte.
¿Qué es lo que más te gusta cuando ves a una bailarina?
Lo que más me gusta es el aspecto de la cara, que sienta lo que dice. No es el movimiento técnico, no, es la esencia, qué siente de la música. No es lo mismo decir «habibi» haciendo el gesto del baile porque el habibi estaba con ella ayer o haciendo el gesto de habibi porque el habibi la abandonó. Este gesto actuando dentro del momento de la danza es lo que a mí me gusta de la bailarina, que está transmitiéndome lo que está diciendo la canción. El «vivo con ella». No es la edad que tiene la bailarina, no es el cuerpo que tiene la bailarina. Es lo que ella transmite, porque tú puedes irte a un pueblo en Egipto y ves a una chica con una chilaba que te baila mil veces mejor que una chica que te baila con un traje de aquellos de mil euros y está como un bloque de hielo haciendo ejercicios de ballet.
¿Qué te queda de Shokry Mohamed?
Shokry era un hombre que te daba a comer más que comía él. El hombre te deja a ti la oportunidad hasta incluso dejar que lo pises. Era un hombre muy generoso y tenía la mente muy grande y un corazón tan grande que estaba dando y dando y dando y dejando oportunidades. Hubo gente que le dio la cuchillada por la espalda, pero él seguía dando.
Él echó la semilla de la danza oriental en España, y la echó bien. Era la semilla del árbol perfecto. Hasta que vinimos otros a romperlo. Él echaba la semilla en su sitio, la mantenía en su lugar y luego nosotros somos los que estamos contaminándola. Esto es lo que hacía el maestro Shokry.
¿Qué es la mujer para ti como árabe?
La vida, ¿no? La mujer es la vida. Yo nací de una mujer, estoy tranquilo, feliz y confiado con mi mujer… es la vida. Hay muchos prejuicios en occidente sobre la mujer árabe y eso no lo vamos a cambiar aunque lo defendamos. El que quiera ver las cosas como las quiera ver, que las vea. No hay nada más respetable para mí que una mujer. Los árabes tenemos mucho respeto hacia nuestras mujeres. No vamos a comparar una cultura con otra y no vamos a cambiar ni esta cultura ni la otra. No hay ninguna mejor que otra. Nadie de esta cultura va a quedar en esta vida para defender nada, así que… no voy a defender mi cultura porque no hace falta que la defienda y también, si la defiendo, nadie me va a creer, va a quedar con sus ideas (risas) así que me lo tomo con calma.
¿Cómo es la situación de los músicos y las bailarinas ahora con la revolución?
Ufff… están en off… No está trabajando nadie. Está el país en plena limpieza, está todo el país dañado. La revolución durará, pero creo que Egipto llegará a buen puerto porque ha habido sangre y los que hicieron la revolución no están en el poder. Están esperando a ver quien viene y si se porta bien o mal. Esa es la revolución especial de Egipto. No son unos revolucionarios que hayan cogido el poder, no. Es una revolución que ha sacado la muela podrida que era Mubarak y no han cogido el poder. Ha sido muy pacífica y muy sana. Estamos disponibles para ver quien viene y cómo se va a portar. Luego ha habido sangre, y la sangre no es barata. La sangre tiene su valor.
¿Qué consejo darías a la gente que se anima a bailar danza oriental?
La gente tiene que tomar la parte buena de la danza. Que la danza, al fin y al cabo, es una manera muy bonita de acercar dos culturas. Disfrutar y olvidarse de los problemas diarios que tenemos. La danza oriental lleva a otro mundo totalmente diferente de donde estás y nada, y disfrutar del baile y de una cultura tan rica, tan bonita, tan llena como la cultura árabe en global o la egipcia y que se lleven siempre la parte positiva de la danza. Nada más.
5 Responses to “Egipto en la piel: Tarek Okasha.”
15/04/2012
DorencaMe ha encantado la entrevista. Cuando vaya a Valencia me voy a pasar por la tienda.
31/08/2011
MaríaTarek es todo un personaje. Es un placer hablar con él porque siempre cuenta cosas de su cultura, y del Cairo. Y siempre sonriendo. Felicidades.
30/08/2011
Gemma«La mujer es la vida». Qué bonito leer esto dicho por un hombre, sea cual sea su procedencia. Preciosa labor la de Tarek, que elabora el vestuario cuidando el más mínimo detalle, como los bordados típicos y la esencia que envuelve esta danza. Disfrutar del baile y de su cultura, quedarse con la parte positiva. Con ello me quedo. Gracias.
30/08/2011
Larissa¡¡ Ole !! Excelente entrevista y cuántos mensajes llenos de verdades absolutas. En el caso de Tarek y su alma artìstica conectada con su visión del vestuario, se podría decir, excepcionalmente, que: «el hábito SÍ ayuda a hacer al monje…».
14/09/2009
NuarMe encantó la entrevista chicos!! Como dice Larissa está llena de verdades. No perdáis esas sonrisas que os hacen inconfundibles!!! Y ánimo a los dos en vuestras diferentes labores.
besos.