Por Zuel.
En España la danza oriental llevada a los escenarios es relativamente reciente. Al principio la danza era representada en restaurantes y en locales pequeños para un público limitado a familiares, amigos y conocidos. La magia y el exotismo de un arte tan desconocido empezó a extenderse poco a poco hasta que, hoy día, resulta habitual encontrarlo en muchas escuelas de danza de todo el país y, afortunadamente, en teatros importantes.
En Egipto, cuna de la danza oriental, el raks báladi no ha sido históricamente un arte escénico más allá de las representaciones callejeras de las gawazy, sino que ha sido una forma de comunicación y celebración entre los miembros de la comunidad. Es a partir de los años 20 del siglo pasado cuando empiezan a crearse espectáculos en cabarets para extranjeros siguiendo el ejemplo de Badía Masabni, se empiezan a proyectar películas con escenas de baile y surgen las primeras estrellas de lo que la prensa comenzó a llamar raks sharki. Más tarde aparecería la figura de Mahmoud Reda como «padre del folclore egipcio (escénico)» y, a partir de los años 60, la danza del vientre comienza a ponerse de moda en todo el mundo gracias al exotismo, la feminidad y los beneficios que se le atribuyen.

Caracalla Dance Theatre, escena de dabke sobre una alfombra creada con la iluminación sobre el suelo. La alfombra proyectada sobre el ciclorama trasero, que tiene muchos dibujos, no interfiere con la imagen de los bailarines al estar a diferente nivel.
Esta falta de tradición escénica, en comparación con artes como el ballet o el teatro, y la falta de cultura escénica con la que se topan las bailarinas occidentales, que llegan a este arte proviniendo de las más diversas profesiones que nada tienen que ver con la escena, es un handicap que sufre la danza oriental a la hora de ser considerada un arte de primer orden.
Es por esto que veo necesario escribir sobre algunas de las claves de la dramaturgia y escenografía para evitar caer en errores de principiantes y contribuir a que los espectáculos de danza oriental muestren la profesionalidad que un arte como el nuestro merece.
La dramaturgia es un lenguaje que nos sirve para dar estructura y diseño a una representación teatral en función de lo que se quiere transmitir al público. Si extrapolamos a la danza estos conceptos la dramaturgia nos ayuda a tres cosas fundamentalmente: a contar un argumento transmitiendo emociones y sensaciones a través de símbolos, escenografía, iluminación, vestuario, etc.; a crear un ritmo escénico para que el interés del público no decaiga y, por último, a poner en valor al artista, o sea, hacer que la estrella brille más.
La escenografía es el conjunto de elementos visuales que se utilizan en el espectáculo, incluyendo decorados, atrezzo, utilería, iluminación y vestuario, y está al servicio de la dramaturgia.

Samia Gamal. Maravilloso uso de los espejos, que multiplican a la estrella, y fantástico uso de la perspectiva, que converge hacia la artista.
Lo primero que tenemos que tener claro es cual es el objetivo principal. En una obra de teatro o ballet es hacer que la historia llegue al espectador de forma fiel, por lo que todo elemento escenográfico está en función del argumento. En una gala de danza oriental de solistas en la que no hay relación entre unos números y otros sería hacer que cada bailarina luzca en sí misma, por lo que los elementos escenográficos van en función de hacer brillar a cada bailarina.
Hasta aquí todo bien, pero… ¿Qué ocurre cuando aparecen intereses de tipo comercial o publicitarios que entran en conflicto con lo meramente artístico? Pues que vemos, por ejemplo, representaciones de Don Juan Tenorio en cuyo telón de fondo cuelga un cartelón con el logotipo de una conocida y querida entidad bancaria patrocinadora del evento. Vemos una prostitución del arte y una invasión de mal gusto al espacio del artista.
Esta «catetez» se solucionaría colocando, a unas malas, la publicidad en paneles verticales a cada lado de la embocadura del teatro, dejando libre la escena. Aunque en mi opinión tampoco es el lugar apropiado. A César lo que es de César y a Dios lo que es que es de Dios.

Troupe Reda, coreografía de shamadan. Para destacar la luz del fuego se utiliza un fondo negro.
En una gala de solistas la escenografía va en función de hacer brillar a cada bailarina. Todo lo que distraiga al espectador de este objetivo, no conviene. Un error común es decorar el telón de fondo con decenas de telas coloridas y brillantes. Suelen ser bellísimas y colocadas con mucho cariño, pero cuando la bailarina salga a escena su figura se va a perder con el fondo, cosa que no ocurre con un fondo suave o un telón liso. Además, si cada bailarina lleva un traje de un color diferente es muy difícil crear una escenografía acorde a todas, por lo que lo más acertado es un fondo neutro.
En la representación de un ballet con argumento debemos justificar el uso de cada elemento escenográfico. Hay que tener en cuenta el valor emocional y simbólico de objetos, palabras, colores, coreografía, vestuario… porque es lo que crea el ambiente necesario para transmitir una sensación, idea o emoción. Es bueno hacerse varias preguntas previas a la elaboración de la escena: ¿Cual es la función de cada elemento en el escenario? ¿Contribuye a lo que queremos contar o a ensalzar el número de la bailarina?
Otro apunte a tener en cuenta es evitar caer en los tópicos árabes y en elementos usados hasta la saciedad. Estamos trabajando con un baile muy unido a una cultura que no es la nuestra y es fácil caer en vagos orientalismos. Al igual que a los españoles nos puede resultar ridículo un bailarín nórdico bailando flamenco vestido de torerito con un clavel en la boca, también al público árabe le puede parecer cómico nuestro trabajo si no lo tenemos mínimamente documentado o justificado.

Farida Fahmy, moaxaja. Genial uso del escorzo en la creación de la coreografía grupal.
También es muy interesante el buen uso de las proporciones, tanto en la escenografía como en la coreografía, en caso de que esta sea grupal. Pensemos en el conjunto de la escena (decorado y artistas) como si fuera una pintura o fotografía, pues podemos aprovechar algunos de sus recursos expresivos, como escorzos y claroscuros, para la creación de cuadros estéticos.
A la hora de presentar un espectáculo de danza oriental no siempre dispondremos de las mejores posibilidades técnicas ni mucho tiempo para preparativos en el teatro. Así que, como reza una máxima del Feng Shui: donde estés, con lo que tengas, haz lo que puedas. Eso sí, con cariño y profesionalidad, que son claves para el éxito y para sentirnos orgullosos de un trabajo bien hecho.

Samia Gamal. Soberbio uso de la luz, que destaca a la estrella a pesar de estar en un segundo plano.
2 Responses to “Escenografía y danza oriental”
03/11/2012
GemmaQuerido maestro Zuel, aunque el ritmo de la vida nos ha distanciado estas siempre presente en mi danza pues recuerdo cada enseñanza, cada consejo porque he comprobado que lo que enseñas esta cuidado al máximo y se basa
en conocimientos que has adquirido en tu trayectoria profesional. Muchas veces hay pequeños detalles que se nos escapan y que sin duda pueden marcar la diferencia, pero a ti no se te escapan, porque lo vives y lo sientes con dedicación. Y desde aqui te hago una pregunta ¿para cuando un espectáculo de Zuel? no me refiero a un baile, me refiero a un espectáculo producido por ti de principio a fin. No me lo perderia por nada del mundo 🙂
03/11/2012
Lorelei AcostaExcelente Zuel. Justo en estos días he estado hurgando en estos temas y escribiendo algunas notas, precisamente por esa «laguna» que tenemos en el mundo de esta danza que tanto amamos. Gracias por compartirlo y felicitaciones!