Por Larissa Vesci.
«El hombre sigue la ley de la Tierra, la Tierra sigue la ley del Cielo, el Cielo sigue la ley del Tao y el Tao sigue su propia ley.»
Tao Te Ching.
«Cuando saltes de alegría cuida de que nadie te quite la tierra debajo de los pies.»
Stanislaw Jerzy Lec.
Partimos del Reino del Fuego, lugar en donde hemos podido entender la esencia de esa frase de la Madre Teresa de Calcuta: «Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.» ya que es allí en donde conviven la alegría y la tristeza en permanente movimiento, se sientan en la misma mesa y beben de la misma copa de amor humano, un sentimiento en el cual «la alegría sin la tristeza» o» la tristeza sin la alegría» no podrían hacer posible la existencia de éste…
Ahora viajamos hasta el
Reino de la Tierra.
La Tierra es generada por el fuego, dominada por la madera y controladora del agua. Su correspondencia orgánica se encuentra en un territorio común compartido: bazo/páncreas, y su víscera es el estómago. Su sabor es el dulce, aunque también el «no sabor» en absoluto o insípido pertenece a este reino. Su color es el amarillo y su energía celeste es la humedad. A nivel de los sentidos, la responsabilidad recae en el gusto. En cuanto a los sentimientos, si se está en estado de equilibrio se observa la reflexión y en desequilibrio la obsesión.
Cuando los asuntos de este reino no marchan bien se reflejan, entre otras manifestaciones, en indigestiones, predisposición a la obesidad, molestias o inflamaciones a nivel abdominal, estreñimiento o afecciones en cualquier componente del sistema digestivo. Asimismo, la flema es otro indicador (señala desajustes con la humedad). Sin embargo, cabe destacar que, en principio, dentro del orden de los «Reinos Mutantes», el elemento tierra no era parte del círculo, sino que era el centro de todos los reinos. Aún hoy, aunque «cambiado de lugar», sigue considerándose su cualidad de centro. Podríamos compararlo con el caso de una familia en donde hay un miembro que aglutina, nutre, organiza… Vamos a suponer que este rol lo asume la madre. Si ella enferma o no está en equilibrio el resto del sistema es afectado de inmediato. Lo mismo sucede en este caso: la tierra, al ser el centro que nutre a los demás reinos, cuando no está en armonía puede desequilibrar, además de a los elementos que componen su reino, a cualquier otro elemento de otro reino; por tanto, la tos, la sensación de boca amarga, los calambres, dolores en las articulaciones, mareos e insomnio, podrían ser otras advertencias.
Las etapas de la mujer en las que las afecciones de este reino cobran protagonismo y ante las cuales hay que estar alertas son los períodos comprendidos entre: 21-28; 56-63 y 92-98 años de edad.
El primer paso por el «reino de la tierra» predispone a la mujer a reflexiones vitales: posibilidad de asentamiento, escogencia de hogar y carrera, decisiones acerca de procrear hijos (si tenerlos, no tenerlos o cuando)… Igualmente se aclara el tipo de pareja con la cual le gustaría compartir su vida y, en general, se convierte en el primer punto de inflexión entre «lo dejado atrás y lo que está por venir». En todo caso es un estado natural y coherente.
La danza tiene un efecto sanador indudable.
En otro espacio tenemos a la obsesión. Tomando en cuenta la recomendación de la Medicina Tradicional China, pensar es normal, pero pensar lo mismo más del tiempo necesario al punto de fijación es germen de enfermedad. Así pues, las preocupaciones que alcanzan los límites de la obsesión tienen remedio: la «ocupación»; el movimiento, como artífice del «Reino Madera«, a su vez controlador de la tierra. La buena noticia es que el libre albedrío, que es privilegio de la especie humana, obviamente es útil en la escogencia de los tipos de pensamientos y su duración. Si no tenemos a nuestro alcance a un terapeuta que ayude a equilibrarnos en un momento dado, tenemos la opción de la danza, a consciencia y aunque sea de forma temporal. Ésta tiene un efecto sanador indudable por cuanto evita el estancamiento o que se acumule de forma anormal la «humedad», a la vez que desconecta de obsesiones, rompiendo así estados nocivos de pensamiento pertinaz.
Un tipo de danza que nos ayuda a contactar y movilizar el Reino de la Tierra es la percusión oriental, los shimmies y todos los movimientos concentrados en la región pélvica, con postura podal de «tierra», predominantemente sin elevaciones.
Índice de «Arte y Femineidad»:
Capítulo 1: Ruptura de paradigmas.
Capítulo 2: Preparando la fórmula de «mujer de éxito».
Capítulo 3: A punto de conseguir la fórmula secreta del éxito.
Capítulo 4: Arquetipos femeninos: Deméter y Perséfone.
Capítulo 5: Arquetipos femeninos: Hécate y Hera.
Capítulo 6: Arquetipos femeninos: Atenea y Artemisa.
Capítulo 7: Arquetipos femeninos: Hestia y Afrodita.
Capítulo 8: Es posible ser la mujer exitosa que queremos ser.
Capítulo 9: Los 5 Reinos Mutantes.
Capítulo 10: Los 5 reinos mutantes: Reino del Agua.
Capítulo 11: Los 5 reinos mutantes: Reino de la Madera.
Capítulo 12: Los 5 reinos mutantes: Reino del Fuego.
Capítulo 13: Los 5 reinos mutantes: Reino de la Tierra.
Capítulo 14: Los 5 reinos mutantes: Reino del Metal.
Epílogo: Entre Diosas y Reinas.
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