La sibilina tierra hogar del premio Nóbel de Literatura 1977, Vicente Aleixandre, Miraflores de la Sierra, que también ha acogido al premio Nóbel de Medicina Santiago Ramón y Cajal -ubicada en la imponente sierra de Madrid- ha sido el lugar de nacimiento de la performance «Arte y Femineidad: La danza de la Diosa».
Larissa Vesci, artista del Flamenco venezolana, es la autora de la obra que ha servido de punto de partida de este concepto contentivo de un amplio abanico de actividades escénicas y de estudio. Con el apoyo de la Concejalía de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra, encabezada por la Teniente Alcalde y Concejala María Ángeles Rodríguez Gómez, asistida por Paloma Castaño y junto a reconocidas maestras e intérpretes de diversas disciplinas de danzas de raíces orientales y la sorpresiva y extraordinaria participación del actor Carlos Domingo, la idea se ha convertido en una realidad.
«Arte y Femineidad: La danza de la Diosa» es un concepto artístico inspirado en los modelos o arquetipos desarrollados por el eminente psicólogo suizo y uno de los pilares de la Psicología Transpersonal, Carl Jung, e ilustrados en escena por estilos de danzas (clásicas, de folklor y autor) escogidas cuidadosamente como expresiones simbólicas y catárticas de cada arquetipo, el cual, lejos de plantear la feminidad desde una postura existencialista («¿ser o no ser femenina?»), se exponen las diferentes facetas y la posibilidad de identificación con una o más aspectos de la misma.
El primer capítulo escénico -a casa llena- fue realizado en el Centro de Arte «Villa de Miraflores» (teatro municipal) y protagonizado por reconocidas maestras e intérpretes de alta calificación en España, quienes, aparte de su experiencia escénica, aportaron su propio sello característico dentro de la danza, arriesgando también la exposición de elementos experimentales dentro de sus respectivas actuaciones. Así pues, el público asistente, tanto local como proveniente de otras ciudades de la geografía española, no quedó indiferente ante la intensidad arrolladora, presencia escénica y técnica depurada de Marisa Bârtok; la belleza esencial, perfeccionismo y poesía en movimiento dentro del mundo de las danzas orientales de Eugenia Carrillo; el elegante exotismo, carisma, versatilidad y dominio de las tablas de Larissa Vesci y la maestría, misterio, sensualidad genuina y exquisita de Najat Chek. Asimismo, la Agrupación «La perla del Atlas», compuesta por Paloma Tezanos, Beatriz Pozo, Gloria Sánchez, Celia Vargas, Inés Valencia, Irene Pérez y Olga Fernández, dilectas y aventajadas discípulas de Najat, encantaron al público con su impecable estética (grupal y personales de cada una), maneras estilizadas y frescura en escena.
Por otro lado, la técnica teatral escogida, como marco de una especie de «teatro de insight», propuesto por Vesci, reconocida por ser pionera, genial y creadora nata de técnicas y estilos, fue catalogada como «original y diferente» por parte del público asistente. Su contenido no dejó indiferente a nadie. Las artistas demostraron que las danzas orientales, más allá de ser herramientas de entretenimiento y trabajo corporal, son posibles vehículos de autoconocimiento, sanación y alquimia emocional, los cuales, junto al teatro, diversas corrientes psicológicas y de símbolos comunes en todas las culturas, pueden claramente servir como importantes recursos de transformación en estos tiempos. Finalmente, este inicio contó con el importantísimo apoyo técnico y escénico entre los cuales destacaríamos a la artista Virna Guarnischelli (responsable de la escenografía), María Jesús Alcázar, Carlos Rivero, Javier Jimeno y Guido Vesci, entre otros.
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