En el arte islámico no es fácil encontrar representaciones figurativas, y mucho menos referidas a la cultura de la música y el baile, ya que no eran bien vistas por los preceptos islámicos. No obstante, en los arranques del Islam, en su fase omeya, sí encontramos representaciones figurativas en torno a los llamados Palacios del Desierto. Algunas de ellas están referidas directamente a la mujer, a la música y al baile.
El nacimiento del Islam se produjo en el año 622 (la Hégira), momento en que Mahoma peregrinó a la Meca. A partir de este momento surge una nueva religión y cultura cuya base ideológica será el libro del Corán. Con el nacimiento y expansión del Islam se crearán nuevos modelos artísticos en arquitectura y artes suntuarias que tendrán como influencia el arte sasánida, el arte romano-bizantino o el arte copto.
En el Arte Omeya del Islam primitivo se producen representaciones artísticas figurativas relativas a la música y la danza
El Islam no es amante de las representaciones figurativas, ya que la religión se basa en la palabra del profeta y en la defensa del paraíso celestial, lo que hará de la escritura y los motivos vegetales el repertorio decorativo principal. En el Corán no existen Suras específicas a la prohibición de las imágenes, tan sólo algunas que pueden dar lugar a la interpretación de huir de ellas, como la azora 5.92 que dice: «el vino, los juegos de azar, las estatuas y la suerte de las flechas son una abominación inventada por Satán».
Pero la realidad fue que, contra esta idea, en el nacimiento del Islam en su etapa Omeya (661-750), como producto de las influencias romano bizantinas, sasánidas o coptas, sí que se elaboraron algunas imágenes figurativas. Algunas de ellas están relacionadas directamente con el mundo de la música y la danza y, a su vez, éstas estaban relacionadas con el mundo del desnudo o la prostitución, ya que su representación se sitúa en torno a espacios privados de los califas.
Las imágenes que he encontrado de bailarinas en el Arte Omeya están relacionadas con los llamados Castillos del Desierto. Por hablar de algunas generalidades, estas bailarinas suelen tener cuerpos voluptuosos, de anchas caderas, con el torso desnudo o semidesnudo, cubiertas de cintura hasta los pies con faldones o telas finas, e incluso transparentes, y con poses contorneadas con los brazos orientados en diversos ángulos dando la sensación de movimiento. Algunos de estos ejemplos los vemos a continuación.
Qusair Amra (Jordania) es el conjunto palaciego de recreo formado por una sala de recepción y baños de la época omeya cuyas actividades principales eran el deporte y el placer. Fue construido entre los años 711 y 715 por Walid I. En el interior sus paredes están recubiertas de pinturas murales con numerosas representaciones figurativas entre las que destacan algunas imágenes en las que se aprecia como la danza y la música eran aspectos importantes en palacio.
En el intradós de los arcos de la sala de recepción aparecen pintadas unas bailarinas con los senos descubiertos. Una de ellas lleva una falda larga hasta los pies, lleva el torso ligeramente cubierto con una especie de camisa transparente que se une por un botón en la cintura y enseñando el pecho. En el mismo arco aparece otra bailarina prácticamente desnuda, con pulseras y brazaletes, contoneándose y con una posición de brazos en contraposto.
La sala del apodyterium o vestuario está cubierta por casetones romboidales en los que se pintan animales, bailarinas y músicos en escenas pastoriles. En uno de los rombos un flautista acompaña a una bailarina vestida de largo con una doble prenda en tonos marrones ajustada por la cintura. De nuevo su contorsión y gestos de los brazos indica claramente que está bailando.
En el palacio omeya de Qasr al-Hayr al-Gharbi (Siria), construido por el califa Hisham ibn Abd al-Malik en el 727, la música es la protagonista y, a través de un panel fechado en el año 730, se representa a dos músicos: una mujer vestida con túnicas amplias que está tocando el laúd y un hombre que toca la flauta.
Otro ejemplo omeya es el Palacio de Hisham (Israel), construido por Walid II en el 743-744. Es un rico conjunto palatino formado por el palacio, baños árabes, patios, pabellones y jardines y decorado con ricos mosaicos y estucos. Llama la atención la representación de una serie de bailarinas realizadas en estuco cuya única vestimenta es una faldeta anudada a la cintura y con decoración geométrica en sus remates. El mantener el torso al descubierto, el tipo de peinado y poses recuerdan de alguna manera a las pinturas murales de Qusair Amra.
Del palacio omeya de invierno Qusair Mushatta (Jordania), levantado entre los años 743 y 744 también por Walid II, proceden una serie de esculturas femeninas que siguen la estética del periodo omeya y que pueden representar a bailarinas o prostitutas. Se trata de mujeres voluptuosas de caderas con el torso desnudo y las piernas ligeramente cubiertas por unas telas finas e incluso transparentes.

Bailarinas del Palacio de Qusair Mushatta (Jordania). 743-744 (Museo Arqueológico de Amán. Jordania / Museo del Arte Islámico del Museo Pergamón. Berlín. Alemania)
Finalmente, si nos adentramos al periodo del califato abasí (750-1258), aunque se intensifican aún más las representaciones esquemáticas, geométricas, vegetales y caligráficas, todavía no hay una ausencia clara de la figuración. Lo sabemos gracias a los fragmentos de pintura mural que se han hallado en el Palacio de Balkuwara (Samarra, Irán), creado por Al-Motawakkil entre los años 850 y 860. La imagen más famosa es la reconstrucción del panel «Las bailarinas de Samarra» en el que se muestran a dos bailarinas con largos cabellos y trenzados, vestidas con ricos ropajes y complementos como los pendientes y un cordón o cinturón fabricado posiblemente con monedas. Portan unas jarras con largos cuellos que apoyan en su espalda para servir vino en unos cuencos dorados. La postura de elevar la antepierna no deja lugar a dudas de que su actitud es la de estar realizando alguna danza.
Espero que estas imágenes ayuden a comprender la cultura del mundo islámico y reflexionar sobre cómo el mundo de la música y el baile oriental sigue presente a pesar de las diversas interpretaciones del Islam. Os espero en la próxima entrega de «La danza del vientre en la Historia del Arte«.
Bibliografía recomendada:
- BLAZQUEZ, J.M.: «La herencia clásica en el Islam: Qusayr Amra y Qasr al-Hayr al-Gharbi» en ANÉS Y ALVAREZ DE CASTRILLÓN, Gonzalo (Coordinador): Europa y el Islam. Real Academia de la Historia. Madrid, 2003, pp. 45-142.
- DELGADO PÉREZ, Mª Mercedes: «La representación figurativa en el Islam: la recreación estética tolerada» en Ponencia en Congreso. Los Derechos Humanos en al-Andalus. Sevilla (España). 2008
- www.discoverislamicart.org
- www.qantara-med.org
- La mujer y la danza en el Orientalismo del XIX - 01/03/2015
- Mujer, música y baile en el Arte Omeya - 08/12/2014
- El baile en el arte sasánida - 18/11/2014
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